Ficha Corrida

03/09/2013

O sistema que não ousava dizer seu nome: ditadura!

El pais › La Presidenta elogió a O Globo y a Sebastián Piñera por hablar de las dictaduras

“Reconoció como un error histórico el soporte que les dio a los militares”

El diario brasileño hizo un mea culpa por haber apoyado a la dictadura de su país. El presidente de Chile habló de los “cómplices pasivos” con Pinochet. CFK elogió ambas declaraciones a través de su cuenta de Twitter.

EL PAIS › LA PRESIDENTA ELOGIO A O GLOBO Y A SEBASTIAN PIñERA POR HABLAR DE LAS DICTADURAS

Las complicidades civiles

El diario brasileño hizo un mea culpa por haber apoyado a la dictadura de su país. El presidente de Chile habló de los “cómplices pasivos” con Pinochet. CFK elogió ambas declaraciones a través de su cuenta de Twitter.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner destacó un editorial del poderoso diario brasileño O Globo, en el que admitieron el error de dar apoyo al golpe militar de 1964. Además reconoció al presidente chileno Sebastián Piñera por sus declaraciones, en las que apuntó a “muchos cómplices pasivos” durante la dictadura de Augusto Pinochet.

“Chapeau O Globo”, señaló ayer la Presidenta a través de su cuenta de Twitter y agregó que en el Tango 01 leyó la noticia acerca de que el diario O Globo se arrepentía de haber apoyado el golpe militar de 1964.

La Presidenta agregó; “Sí, aunque no lo creas, es el editorial del diario brasileño. Uno de los más grandes e importantes del mundo. Pero hay más: reconoce como un ‘error histórico’ el amplio soporte mediático que les dio a los militares que gobernaron ese país por 21 años”. En el mensaje por la red social comentó además que su sorpresa se debía a que “también reconoce que la gente gritando contra el periódico en las calles lo decidió a hacer el mea culpa”.

La referencia de CFK al multimedios brasilero apuntaba al reconocimiento de su error, que fue expresado en una nota publicada en el diario en la que admite su complicidad con la dictadura militar iniciada en 1964 –cuando fue derrocado el presidente Joao Goulart–, que se mantuvo en el poder hasta 1985. Inclusive el gobierno de Dilma Rousseff se encuentra investigando si Goulart no fue envenenado en 1976 en el marco del Plan Cóndor, ideado por las dictaduras regionales para eliminar a sus detractores.

Pero no quedaron allí los reconocimientos de la Presidenta, porque luego continuó con el mandatario chileno Piñera, que al encontrarse cerca la fecha del 40º aniversario del derrocamiento de Salvador Allende, ocurrido el 11 de septiembre de 1973, también se expresó sobre el tema. Fernández de Kirchner transcribió las declaraciones que el trasandino dio al diario La Tercera. “‘Hubo muchos cómplices pasivos’, entre los que mencionó a ‘jueces que se dejaron someter y negaron recursos de amparo que habrían permitido salvar tantas vidas’. ¿Qué tal?”, comentó la mandataria.

El mensaje sobre Piñera surgió un día después de que ella apuntara a la vinculación del jefe de Estado chileno con la aerolínea de transporte aéreo Lan, en declaraciones en las que aludía a la “transparencia”. Al finalizar el mensaje de Twitter, envió un mensaje a sus seguidores, a quienes les señaló: “¿Qué tal? ¿Sabés qué? Más temprano que tarde las cosas cambian en todas partes”.

Página/12 :: El país :: Las complicidades civiles

20/07/2011

Tô com elas e me abro…

Filed under: Dilma — Gilmar Crestani @ 8:37 am
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Cristina, Dilma e a “Ley de Medios”

O sociólogo Marcos Coimbra, que dirige o instituto de pesquisas Vox Populi, publica hoje, no Correio Brasiliense, um artigo onde traça paralelos – e as diferenças – entre as presidentas do Brasil, Dilma Rousseff, e a da Argentina, Cristina Kirchner.

Vale a pena ler o trecho final:

Ambas têm muitas coisas em comum. Algumas são grandes e significativas, outras parecem pequenas e irrelevantes. Mas não são.

As duas gostam, por exemplo, de ser chamadas “presidentas”. Mas externaram a preferência de maneiras completamente distintas.

Ainda na campanha, Cristina deixou mudos seus simpatizantes quando interrompeu um comício em que a palavra de ordem “Cristina presidente” era entoada por milhares de pessoas. Enraivecida, deixou claro que considerava a expressão uma manifestação de machismo. Com o dedo em riste, disse a todos que teriam que se acostumar com a nova forma e repetiu “presidenta” esticando a pronúncia do “a” final, como um mantra: “presidentaaa”.

Consta que, nos primeiros tempos na Casa Rosada, seu cerimonial devolveu centenas de correspondências endereçadas com a grafia que repudiava. Nas entrevistas, não responde se for tratada como “presidente”.

Aqui, a mídia procura ridicularizar quem faz como Dilma pede. Que não é qualquer atentado ao vernáculo: todos os principais dicionários registram “presidenta”. É por pura antipatia que nossos jornais insistem em lhe negar o direito de escolher o tratamento.

Cristina, face à permanente intransigência da grande imprensa contra seu governo, tem respondido com retaliações diretas e indiretas. A Ley de Medios que seu governo propôs (e que o Parlamento aprovou por larga maioria) procura romper os oligopólios de comunicação e franquear o acesso de entes públicos e comunitários à radiodifusão.

Há quem diga que seria bom para a Argentina se Cristina aprendesse algumas coisas com Dilma (a educação e a paciência, por exemplo). Mas a recíproca talvez valha: e se Dilma tivesse mais de Cristina, o que diria muita gente por aqui?”

Tijolaço – O Blog do Brizola Neto

30/03/2011

Argentina e Venezuela, unidas por

Filed under: Cultura — Gilmar Crestani @ 8:03 am
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Las razones históricas

Por Mario Wainfeld

p12_30032011“Seré Chávez, el breve”, sorprende el susodicho en el Palacio San Martín, y formula un discurso de brindis relámpago, en tres minutos. Le bastan para evocar a San Martín, a Belgrano, a Dorrego, a Néstor Kirchner. También para lisonjear a los vinos argentinos y revelar que son los favoritos de Fidel Castro. Pide una copa de vino, le llevan champagne. Brinda: “¡Al gran pueblo argentino, salud!” y cierra un brindis redondo. Chávez puede hasta ser breve, si se lo propone o si lo pide la Presidenta anfitriona. Eso sí, jamás será un orador hueco o casual, ni banal, ni aburrido.

Ya podrá extenderse a sus anchas en La Plata en la entrega del premio Rodolfo Walsh. Es un lauro polémico, más vale, también una decisión de los académicos y los estudiantes. Para Radio 10 y C5N se trata de una afrenta. “Rodolfo Walsh jamás lo hubiera querido”, concuerdan sus periodistas más afamados. Este cronista no se atreve a ratificarlo ni a negarlo. Sí está convencido de que el periodismo de la cadena Hadad está en las antípodas de la vida y trayectoria de Walsh.

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Pasa el presidente Chávez y es imposible ser indiferente. Googlee usted “Chávez y dictadura”, encontrará más de un millón de entradas, una fracción importante será de diarios europeos que lo tienen como bestia negra. El líder bolivariano propicia los alineamientos binarios, cualquier analista debería precaverse, insinuar una lectura compleja o, cuanto menos, rica en datos. No está de moda, claro.

La integración de Venezuela al Mercosur y a la Unasur fue una tarea de orfebres de los presidentes Lula da Silva, Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Como fue norma en la mayoría de los aspectos referidos a la política regional, el brasileño y sus colegas argentinos acordaron en casi todo o en todo. La sensatez y la visión sistémica los unieron, en la difícil misión de contener a un socio díscolo.

Hagamos un repaso de la historia, no de la leyenda maniquea:

– La relación comercial entre Argentina y Venezuela es, a distancia sideral, la mayor de la historia conjunta.

– Kirchner y Lula “condujeron” a Chávez en la Cumbre de Mar del Plata donde ellos (tanto como el bolivariano) querían plantar el “No al ALCA”.

– Kirchner y el entrañable líder brasileño aconsejaron a Chávez que se sometiera a un referéndum revocatorio que distendiera el escenario político venezolano. Una jugada a todo o nada: consolidar su legitimidad o irse. Una ordalía política, una prueba de fuego que pocos mandatarios serían capaces de afrontar y sobrevivir a ella. El presidente venezolano aceptó el consejo, se expuso, ganó. Suele triunfar en las elecciones, un detalle que sus adversarios de su país o de otras latitudes subestiman.

Chávez no es un aliado sencillo ni dócil, no es eso lo que tratan de decir estas líneas. No hay motivos, ni tampoco posibilidades, de imitar acá la política interna de Venezuela. Ni para prendarse de ella. Eso sí, ante una realidad local, surgida de la decisión soberana del pueblo venezolano, la mejor respuesta es la integración y no el aislamiento o el castigo.

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Relaciones comerciales, alianzas básicas para sostener la gobernabilidad de América del Sur, ámbitos de diplomacia presidencial que incluyan a todos los Estados… Son tácticas inteligentes, jugadas, siempre expuestas a un traspié. En el siglo XXI América del Sur es una de las regiones más pacíficas del planeta, como destacó ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Conatos bélicos (Colombia contra Ecuador) fueron desactivados, también pudieron frenarse intentonas golpistas contra los gobiernos populares de Ecuador y Bolivia. Si la región estuviera fragmentada, si Venezuela (que de eso se habla y no de su contingente, sí que popular, mandatario) quedara afuera, esas acciones reparadoras no podrían haberse concretado.

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El viernes se cumplirán veinte años de la puesta en marcha de la Convertibilidad, un pasable plan de emergencia para salir de la hiperinflación que se transformó en una política de Estado durante diez años. Una de las más imbéciles y suicidas de las que se tenga memoria, en un país que las ha cultivado con fruición. Se renunció a la política monetaria, lo que fue hilvanando sucesivamente la renuncia a la política económica y, en gran medida, a la política tout court. Se entregó el patrimonio nacional, se desmembró la red ferroviaria, se desguazaron empresas que durante décadas vertebraban la vida en pueblos y ciudades. Ahora se ha puesto de moda embellecer retrospectivamente el bipartidismo. Es útil recordar que la Convertibilidad fue una tremenda decisión del peronismo, que la Alianza sacralizó.

Cuando, como pasó ayer, dos presidentes concelebran un acto en Tandanor ponen en acto un sano revisionismo. Un homenaje a la producción nacional en comarcas que fueron asoladas por el espejismo financiero. El desbaratamiento de la industria naval fue un disparate magno en la era del disparate. La –trabajosa y parcial– recuperación de la actividad, un canto a la sensatez productiva.

La apostilla, cree el cronista, viene a cuento. El discurso dominante emparienta la política internacional con el delirio, el ideologismo y la falta de racionalidad. Pero hete aquí que, más allá de los discursos, lo que prevalece es la lógica instrumental frente a la embriaguez autodestructiva de antaño.

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Hace menos de tres años, por esas vueltas de la vida, el cronista asistió a una conferencia de prensa conjunta entre los cancilleres de Francia, Bernard Kouchner, y de Venezuela, Nicolás Maduro. Fue en París y llamaba la atención la diferencia de talla entre el francés, retacón él, y Maduro, que tiene una talla notable. Casi contradictoria con el peso relativo de sus países, pensó el cronista, que le pasa más cerca a Kouchner.

El motivo eran numerosos tratados comerciales, que movían una millonada de euros. Algún periodista consultó a Kouchner acerca de las –supuestas– flojas credenciales democráticas del chavismo. El canciller respondió que era el gobierno ungido por los venezolanos y aludió a lo que sería una paráfrasis gala de la libre determinación de los pueblos.

El cronista no admira, precisamente, a la administración Sarkozy. Y sabe que ejercita una cruel realpolitik. Sin embargo, remarca dos puntos lúcidos que en la Argentina se menoscaban en exceso. Los intereses económicos son un puntal de las relaciones exteriores. Las decisiones soberanas de otras sociedades no son una bagatela.

Mucho de eso falta cuando se clama al cielo por cada llegada de Chávez, que (dicho sea de paso) siempre concita adhesiones muy superiores a la de casi cualquier visitante de otro país.

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“¿Por qué no te callas?”, le espetó, inolvidable, el rey de España. Chávez se había ido de boca, seguramente. Pero a Su Majestad le saltó el imperio, el etnocentrismo, esa tendencia a juzgar a otros con parámetros propios que se pretenden imponer como universales.

Chávez no se callará. Y lo que es más serio: muchos aspectos de su política internacional son cuestionables y chocantes aun para sus aliados regionales. Con todos esos ripios y cabalgando sobre las contradicciones el proceso de acercamiento entre su país, Argentina, Brasil y el Mercosur es uno de los logros de la etapa reciente. La más fecunda y conviviente de nuestra trágica historia.

Chávez partió como ráfaga hacia Uruguay y Bolivia, donde su verba encenderá pasiones y rechazos. Puede, rara vez, hasta ser breve. Jamás pasar inadvertido.

Chávez recebe prêmio de jornalismo na Argentina

mwainfeld@pagina12.com.ar

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