USA e Israele alle grandi manovre, obiettivo Teheran
Saranno le esercitazioni più imponenti della storia dell’alleanza militare tra Stati Uniti d’America ed Israele e vedranno schierati decine di batterie missilistiche, cacciabombardieri, tank, sistemi radar, unità navali e migliaia di soldati provenienti dai reparti d’élite dei due paesi. Da fine gennaio in poi, ogni giorno potrebbe essere quello buono per l’avvio di Austere Challenge 12, il war game che rischia d’inasprire ulteriormente le tensioni politiche nella regione mediorientale.
L’annuncio arriva una decina di giorni dopo le grandi manovre navali iraniane nello Stretto di Hormuz, conclusesi con il lancio sperimentale di tre missili a breve e medio raggio; Washington e Tel Aviv negano però, con non poca ambiguità, che l’esercitazione congiunta sia indirizzata contro Teheran. “Lo scenario comprenderà aventi simulati e addestramenti nel campo e non è una risposta ad alcuna situazione odierna”, ha spiegato un portavoce militare israeliano all’agenzia France Press. “Il comando delle forze armate USA in Europa, Eucom, e le forze armate israeliane conducono periodicamente esercitazioni in Israele, nel quadro di una lunga e stabile partnership strategica, finalizzate a migliorare i loro sistemi difensivi”.
Nel corso di Austere Challenge 12 sarà testato il funzionamento di “sistemi multipli di difesa aerea contro l’arrivo di missili e razzi” e, secondo il Jerusalem Post (che ha citato il generale USA Frank Gorenc, comandante del Third Air Force), più che di un’esercitazione si tratterà di un vero e proprio “dislocamento” di reparti e unità navali statunitensi in Israele. “Mentre le truppe USA stazioneranno nel paese per un tempo non specificato, personale militare israeliano sarà distaccato in Germania presso il Comando delle forze armate USA in Europa”, aggiunge il quotidiano.
Nel 2009 fu tenuta in Israele un’altra importante esercitazione (Jupiter Cobra 10) che aveva visto la partecipazione, tra gli altri, del 5th Battalion, 7th Air Defense Artillery dell’US Army con base a Kaiserslautern, unità di pronto intervento specializzata nella difesa aerea e missilistica in ambito NATO ed extra-NATO. Fu simulato un attacco missilistico nucleare iraniano combinato al lancio di missili a corto raggio dal territorio siriano e libanese e i reparti specializzati statunitensi ed israeliani riuscirono ad abbattere in volo un vettore balistico.
Tel Aviv è impegnata da diverso tempo nello sviluppo e nell’implementazione di un articolato “scudo” anti-missile e anti-aereo con il supporto USA. Elemento chiave dell’alleanza strategico-industriale è il sistema Arrow che dovrebbe intercettare e distruggere i missili balistici “nella stratosfera e lontano da Israele”, come spiegano i manager della holding industriale Boeing, prime contractor del programma. L’Arrow nasce a partire del 2002 dalla ricerca congiunta dell’agenzia missilistica militare USA e del ministero della difesa israeliano. Il sistema d’arma è composto da un centro di comando e di lancio, da un radar di controllo e dal missile-intercettore che distrugge i target con una testata a frammentazione. Assemblato in Israele dall’industria aerospaziale IAI (Israel Aerospace Industries), l’Arrow è stato sperimentato “con successo” la prima volta nel 2007 e successivamente nell’aprile 2009 e nel febbraio 2011. In quest’ultima occasione, il vettore avrebbe individuato, intercettato e distrutto un missile lanciato da una piattaforma off shore della US Navy, nella costa californiana. Attualmente, Boeing e IAI stanno sviluppando un intercettore tecnologicamente più sofisticato e di gittata maggiore, l’Arrow 3. Al programma partecipano pure altre aziende USA: General Dynamics, L3 Ordinance, GW Lisk e Honeywell.
USA e Israele alle grandi manovre, obiettivo Teheran – AgoraVox Italia
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Por: José Ignacio Torreblanca |
El comportamiento del gobierno iraní se parece mucho al de los machos-alfa que vemos en los documentales del National Geographic. ¿O es qué las amenazas del General Ataollah Salehi, jefe del Estado mayor del ejército iraní, advirtiendo a Estados Unidos de que no tolerará que sus buques de guerra crucen una vez más el Estrecho de Ormuz no son el equivalente a los golpes en el pecho que los gorilas de montaña se dan para mantener a otros machos fuera de su territorio?
La cuestión es si, como en los buenos documentales, los golpes en el pecho de los iraníes, acompañados de unas intensas maniobras navales convenientemente retransmitidas al mundo por la televisión, son, en realidad, una demostración de fuerza o, por el contrario, una manifestación del miedo y debilidad del régimen iraní ante un aislamiento internacional que acaba de dar una nueva vuelta de tuerca con la entrada en vigor de la última ronda de sanciones y la amenaza de un bloqueo casi total de sus exportaciones de crudo [De hecho, según algunos estudios, los machos-alfa sufren habitualmente de un gran estrés].
Que el régimen iraní va de farol es bastante verosímil. Para comenzar, su marina no tiene la más mínima posibilidad de presentar batalla naval a Estados Unidos y ganarla. Seguro que los iraníes recuerdan amargamente cómo, en el enfrentamiento naval que siguió al impacto contra una mina iraní de la fragata lanzamisiles Samuel B. Roberts en el Golfo Pérsico el 14 de octubre de 1988, la inmensa superioridad militar de Estados Unidos se tradujo en el hundimiento de varios buques iraníes, incluyendo una fragata (IS Sahand, en la foto), y la captura y destrucción de varias plataformas petrolíferas (véase Operación Praying Mantis). Si entonces ni la fuerza aérea ni la marina iraní pudieron desafiar a Estados Unidos es difícil que pudieran hacerlo ahora. Al contrario, los acontecimientos de 1988 llevaron al gobierno iraní a firmar un alto el fuego con Irak y a poner fin a su intento de bloqueo del Estrecho de Ormuz.
En segundo lugar, las aguas de Ormuz son aguas internacionales y están protegidas por el derecho internacional así que si el parlamento iraní tuviera la ocurrencia de, como ha insinuado, “nacionalizarlas” o bloquear su paso a terceros estados, la comunidad internacional, incluida la ONU, no tendría más remedio que autorizar a los gobiernos a usar la fuerza para mantener el estrecho abierto [véase esta muy interesante discusión legal sobre la materia]. Que la crisis acabara con nuevas sanciones sobre el gobierno iraní y una presencia militar internacional permanente en el estrecho no sería desde luego el escenario que más conviene a los iraníes. Por tanto, la medida uniría a toda la región contra Teherán, lo que no parece muy inteligente.
Pero es que, en tercer lugar, un cierre del Estrecho de Ormuz como consecuencia de una escalada militar perjudicaría, sobre todo, a los propios iraníes, que lo necesitan para exportar su propio petróleo más que los demás para recibirlo, pues los demás países, como España, pueden acudir a terceros proveedores, incluyendo Arabia Saudí, acérrimo enemigo de Irán, que ya ha anunciado que compensaría con su producción la carestía de crudo. Recuérdese que Irán, con 2,4 millones de barriles, es el segundo productor de la OPEP y que el 80% de sus ingresos provienen de las exportaciones de gas y petróleo [véase este muy interesante gráfico con el desglose]
Por tanto, los golpes en el pecho iraníes al paso del portaaviones estadounidenses John C. Stennis, un paso que “inocentemente” ha coincidido (bajo la excusa de una misión rutinaria de apoyo aéreo al despliegue en Afganistán) con la entrada en vigor de la nueva ronda de sanciones a EEUU y las presiones a los europeos para que se sumen al embargo petrolífero a Irán sólo tienen sentido si los iluminamos bajo dos hipótesis distintas, aunque complementarias.
Primero, a sabiendas de que el bloqueo de sus exportaciones de petróleo es inminente, los iraníes estarían introduciendo tensión en los mercados de crudo simplemente con la intención de maximizar el precio que recibirán por sus últimas exportaciones y, complementariamente, impresionar a los europeos, tradicionalmente, más asustadizos, para que no se sumen a las medidas estadounidenses.
Segunda, la lógica de los movimientos iraníes sería interna. Se trataría, una vez más, de sofocar a la oposición interna con la excusa de que el país está bajo amenaza exterior. Esta es una táctica muy común que emplean todas las dictaduras, se llama “envolverse en la bandera” y fue estudiada en detalle por el politólogo John Mueller. Cuanto más tensión interna, más se busca la tensión externa que desactive a la oposición interna y legitime la represión. Con unas elecciones legislativas en marzo y enormes tensiones internas dentro del régimen entre Ahmadineyad y Jamenei, la tensión exterior representaría la continuación de la política exterior por otros medios.
La tercera hipótesis, que Irán realmente esté buscando un enfrentamiento armado, con la intención de perderlo, es también muy sugerente, pero algo más enrevesada por lo que requiere algo más de espacio, así que la dejo para una próxima entrada, junto con dos recomendaciones: Iran’s self-destructive gamble, de Alireza Nader y James Dobbins; y Constraining Iran in the strait, de Ilan Berman.
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