Ficha Corrida

16/04/2015

Galeano

Filed under: Eduardo Galeano — Gilmar Crestani @ 9:38 am
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A partida de Eduardo Galeano nos deixa órfão, não de Galeano, mas de suas ideias. Embora tenha sido profícuo em registrar, de maneira magistral, sua visão de mundo, Galeano já faz falta porque era o interprete do imediato. Embora tenha feito sucesso revelando o passado, era este seu conhecimento do passado no presente que se fazia presente. Não precisava distanciar-se no tempo para ter uma visão ampla e completa. Ele, sim, era filho do dia, todos os dias.

Não houve político que usou da morte de Galeano para repercutir sua importância. Se fez lembrar, À direita e à esquerda, sua passagem fulgurante. Como o Big Bang de milhões de anos mantém a luz do sol ainda hoje, Galeano é um astro que, cadente, mantém seu brilho que continuará nos iluminando.

Dize-lo humanista de esquerda é redundância, mas é necessário dizer. Não é porque há uma contradição lógica que impede que haja humanistas de direita, que nos desobriga de dizer.

Por que não há humanista de direita?

Ora, porque a direita não pensa na humanidade, este ente abstrato de um mesmo habitat, o mundo. A direita pensa o indivíduo, como ente estanque, de laboratório. Ao exacerbar a individualidade, a direita valoriza o indivíduo no vácuo. A terceirização, por exemplo, parte disso: ao transformar o grupo de trabalhadores de uma empresa, uma categoria, em indivíduos prestadores de serviço, desumaniza, coisifica.

A luta de Galeano foi também nos fazer ver as consequências de uma sociedade distribuída em castas.

Transformar uma pessoa física em pessoa jurídica é o suprassumo do individualismo direitista. É como se fosse uma ente que prescinde da sociedade. Sociedade, eis uma palavra que horroriza a direita. É por isso que precisa, e quando tem, inventa, heróis. Não é sociedade que avança. Para a direita, quem avança é o indivíduo… É por isso que a direita, individualista, prefere castas às cotas. Enquanto as cotas sociais servem para levar benefícios a quem não os têm e faze-los ascender, as castas são tapumes para impedirem a ascensão.

Para preservar o que há de único naquele indivíduo que a direita projeta como elemento essencial à preservação da espécie, a direita é capaz de dizimar a humanidade. Para preservar o elemento essencial do que seria o alemão por excelência, Hitler precisou eliminar todo aquele que não se identificasse que seu alemão típico.

La pluma y la voz de América latina

Sus libros acompañaron las pasiones políticas y literarias de varias generaciones. Periodista de Página/12 desde sus comienzos, el autor de Las venas abiertas de América Latina, Memoria del fuego y Los hijos de los días fue un ejemplo de coherencia y militancia.

Por Silvina Friera

La tristeza gotea finito en el Río de la Plata, como la lluvia sobre los corazones de sus lectores que lo lloran y ya lo extrañan. Su voz inolvidable, modulada y cautivante, tan latinoamericana como universal, fue la compañera de las pasiones políticas y literarias de muchas generaciones. El escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, el hombre que escribía y hablaba como si pintara las palabras, convencido de que cada sustantivo, adjetivo y verbo que utilizaba podían acariciar el alma del otro, murió ayer a los 74 años en Montevideo, a causa de un cáncer de pulmón. El duelo se extiende a lo largo y ancho del mundo, comenzando por el mítico Café Brasilero, un boliche ubicado en la Ciudad Vieja que era como el segundo hogar del autor de Las venas abiertas de América latina, donde cada tarde se tomaba un café con Dios, el apellido de una radiante andaluza de nombre Alba Marina que suele atender las mesas del bar. “Cuando sea incapaz de pensar, sólo quiero que me ayuden a morir con dignidad –expresó hace dos años en una entrevista–. ¿Qué es lo que yo le pediría al tiempo? Eso, que me permita morir con dignidad.” El único consuelo que asoma en el horizonte próximo son dos libros póstumos: Mujeres, una antología de sus relatos, seleccionada por el propio Galeano, dedicados a personajes femeninos –Sherezade, Teresa de Avila, Rigoberta Menchú, Marilyn Monroe y protagonistas anónimas como las guerreras de la revolución mexicana o las luchadoras de la Comuna de París–, que se publicará el 1° de mayo. El otro libro, aún sin fecha de edición, lo llamó El cazador de historias, pero luego propuso otro título, comenta Carlos Díaz de la editorial Siglo XXI a Página/12.

El peor pecado es encasillar a un eximio narrador y cronista tan esquivo a los muros genéricos como a las etiquetas. El mismo solía aclarar cómo se hizo escritor: “Había nacido gritando gol, como todos los bebés uruguayos, y quiso jugar al fútbol. Fue un mamarracho. / Después, quiso ser santo. Peor. / Intentó dibujar, y pintar, pero nunca consiguió nada digno de ser mirado. / Cuando se convenció de que era un inútil total, se hizo escritor. / Cada día camina por la costa de Montevideo, donde nació y creció, y ella, la costa, lo camina, caminante caminado, y en esos lentos ires y venires van y vienen las palabras que le caminan adentro. / Lo grave es que las deja salir”. Su escritura periodística y literaria, difíciles de escindir, están impregnadas de una profunda fe en la condición humana. Eduardo Germán Hughes Galeano nació en Montevideo el 3 de septiembre de 1940 en el seno de una familia de clase alta y católica de ascendencia italiana, española, galesa y alemana. De su madre Licia Ester Galeano Muñoz tomó prestado el apellido para firmar como periodista y escritor. Cuando era chico fue muy creyente, muy místico. “Eso es como la borra en el fondo del vaso del vino, te queda para siempre. No es una cosa que se va; se transfigura, cambia de nombre. En el fondo, uno busca a Dios en los demás. O en la naturaleza, entendida como una bella energía del mundo, que es a la vez terrible y hermosa. ¿Dónde está aquel Dios que tuve de chico y un día se me cayó por un agujerito del bolsillo y nunca más lo encontré? Después supe que lo estaba llamando por otros nombres.” Superado el trance místico de la infancia, irrumpió el adolescente que garabateaba dibujos y aspiraba a convertirse en una suerte de Picasso rioplatense. Publicó sus primeras caricaturas para El Sol, un semanario socialista de Uruguay, con el seudónimo de Gius. Su itinerario periodístico empezó a principios de 1960 como editor del semanario Marcha y luego como director del diario Época. Estuvo en Puerta de Hierro y conoció a Juan Domingo Perón. Cuando el uruguayo le preguntó por qué no se mostraba en público más seguido, Perón le contestó con una definición típica de la picaresca peronista: “El prestigio de Dios está en que se hace ver muy poco”. Al final de su exilio se sumó a la aventura de Página/12 desde el comienzo y la acompañó hasta ayer, a lo largo de casi 28 años.

Tenía 31 años cuando publicó su obra más famosa, Las venas abiertas de América Latina, en 1971, que sería prohibida por las dictaduras militares de Uruguay, Brasil, Chile y Argentina. “Uno siempre siente orgullo de sus hijos pero a veces los querés agarrar del cuello –reflexionaba el autor uruguayo–. Para mí es una satisfacción enorme haber escrito un libro que sobrevivió a más de una generación y que sigue estando vigente, pero a la vez me genera una enorme tristeza porque el mundo no ha cambiado nada. Para mí sería mejor que ese libro estuviera en un museo de antropología junto a las momias egipcias, pero no es así. La gente, no toda pero mucha, me identifica con ese libro y eso es como si me invitaran a morir. Es como si no hubiese escrito nada más desde la década de 1970. Y no es así, después de eso escribí mucho y cambié mucho. Pero, bueno, es un libro que corrió con distintas suertes: perdió el concurso de Casa de las Américas, la primera edición nadie la compraba y así anduvo más de un año. Todo hasta que la dictadura militar me hizo el inmenso favor de prohibirlo, y no hay mejor publicidad que la prohibición.”

Muchos no olvidarán cuando en la Cumbre de las Américas, en 2009, el entonces presidente venezolano Hugo Chávez le regaló al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, un ejemplar de Las venas… Hay gestos que se traducen en una estampida extraordinaria de ventas. En un solo día el libro saltó de la posición 60.280 de la lista de los títulos más vendidos en Amazon al décimo lugar. “Ni Obama ni Chávez entenderían el texto –afirmó Galeano en la Segunda Bienal del Libro en Brasilia, en abril del año pasado–. El (Chávez) se lo entregó a Obama con la mejor intención del mundo, pero le regaló a Obama un libro en un idioma que él no conoce. Entonces, fue un gesto generoso, pero un poco cruel.” Para asombro de muchos de los periodistas que lo escuchaban, agregó que no sería capaz de leer de nuevo su libro más emblemático. “Caería desmayado –confesó–. Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima. Mi físico no aguantaría. Sería ingresado al hospital.”

El autor de la monumental trilogía Memoria del fuego abrazaba con su mirada cristalina. “Tuve la sensación, y además sentí, que las palabras pueden tener dedos, es decir, que tocan a quien las lee y que esa relación casi física de la palabra con el lector vibra con mucha intensidad. Esto lo siento cada vez que cruzo el charco y me reencuentro con ese país que también siento que es mío”, dijo el escritor sobre su relación con Argentina, un vínculo preludiado por la dictadura uruguaya, que encarceló primero a Galeano y después lo obligó a exiliarse en Buenos Aires, donde dirigió Crisis, una emblemática revista cultural y política que llegó a vender 35 mil ejemplares. “Nosotros no sólo escribíamos para ser leídos, también tratábamos de recoger las voces de la calle y de la realidad. Mientras la revista duró sus 40 números, que por cierto dejaron una huella dentro y fuera del país, lo logramos. Fue una experiencia exitosa porque pudimos darles su espacio a las voces jamás escuchadas o rara vez escuchadas. Por eso siempre digo que discrepo con mis buenos amigos de la Teología de la Liberación cuando dicen que quieren ser la voz de los que no tienen voz. Eso no es así. Todos tenemos voz y algo que decir, algo que merece ser escuchado, celebrado o perdonado por los demás”, planteaba el escritor lo que significó la experiencia de dirigir esa revista, entre mayo de 1973 y agosto de 1976, con un equipo integrado por Juan Gelman y un listado de colaboradores de primerísima línea: Haroldo Conti –”mi hermano del alma”, lo llamaba Galeano–, Raúl González Tuñón, Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato, Mario Benedetti, Ernesto Cardenal, Julio Cortázar, Roberto Fernández Retamar y Miguel Briante, entre otros.

El terror de la dictadura cívico-militar le pisó los talones en la Argentina. Su nombre figuraba en las listas negras y decidió exiliarse en Cataluña, donde escribió Días y noches de amor y de guerra, una crónica sobrecogedora del horror político de mayo de 1975 a julio de 1977, Premio Casa de las Américas 1978. “A veces, se me da por sentir que la alegría es un delito de alta traición, y que soy culpable del privilegio de seguir vivo y libre –se lee en una parte de este libro–. Entonces me hace bien recordar lo que dijo el cacique Huillca, en el Perú, hablando ante las ruinas: ‘Aquí llegaron. Rompieron hasta las piedras. Querían hacernos desaparecer. Pero no lo han conseguido, porque estamos vivos’. Y pienso que Huillca tenía razón. Estar vivos: una pequeña victoria. Estar vivos, o sea: capaces de alegría, a pesar de los adioses y los crímenes.”

Diez años de trabajo y un total de mil páginas que abarcan toda la historia de América latina vista desde el ojo de la cerradura. Esta podría ser una síntesis de la trilogía Memoria del fuego, un audaz híbrido que mixtura elementos de la poesía, la historia y el cuento, conformado por Los nacimientos (1982), Las caras y las máscaras (1984) y El siglo del viento (1986), que recibiría el American Book Award de la Universidad de Washington, además del premio otorgado por el Ministerio de Cultura de Uruguay. Una obra indispensable que vale por el oro que Colón no encontró en América. Esta trilogía funda lo que se podría denominar un estilo “galeanesco” que se aceitaría en sus siguientes libros: Patas arriba, Bocas del tiempo y Espejos. A Galeano se lo lee con pasión. No hay otro modo de respirar esa prosa pulida, esa bellísima desnudez de sus textos que cabalgan a rienda corta. Cada palabra tiene su peso, su sabor, su aroma y su música. Volvió a Montevideo en 1985 y en octubre de ese año fundó la revista Brecha.

El fútbol fue otra de sus grandes pasiones. Se declaró “messiánico”, es decir, ferviente admirador y fanático de Lionel Messi. Cuando era un botija, quería ser jugador de fútbol, pero pronto descubrió que jugaba “muy bien mientras dormía”. En la mochila o la biblioteca de un futbolero de estirpe no puede faltar El fútbol a sol y sombra, publicado en 1995 y reeditado y actualizado hasta 2010, en una edición que incluye el Mundial de Sudáfrica visto por el narrador uruguayo. En ese libro hay un texto de Osvaldo Soriano que Galeano consideraba “la mejor página del libro”, una carta que Soriano le escribió contándole un gol imaginario de José Sanfilippo. “Ver jugar a (Lionel) Messi da placer”, subrayó Galeano. “Así como (Diego) Maradona lleva la pelota atada al pie, Messi lleva la pelota dentro del pie. Lo cual es un fenómeno físico inverosímil”. Parece que esta hipótesis llegó hasta el jugador del Barcelona, que le mandó una camiseta de regalo.

Su obra, traducida a más de veinte idiomas y publicada por Siglo XXI, está enhebrada a partir de un puñado de obsesiones o “manchas temáticas”: el militarismo, el racismo, el machismo y otros ismos. “Ignoramos la plenitud de la belleza que nos rodea –alertó en una entrevista en 2012 cuando se publicó Los hijos de los días y se presentó en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires–. Tenemos que recuperar el arcoíris terrestre, que para mí es lo más importante de todo, porque tiene muchos más fulgores y colores que el arcoíris celeste. El arcoíris terrestre somos todos nosotros, los humanitos, un arcoíris mutilado por el machismo, el elitismo o el militarismo, que hoy por hoy se refleja en un hecho muy concreto: el mundo está destinando tres millones de dólares por minuto a la industria militar, que es el nombre artístico de la industria de la muerte, mientras que al mismo tiempo, por minuto, mueren de hambre o de alguna enfermedad curable quince niños.”

En 2013 recibió tres distinciones: el premio A. E. Havens Center Lifetime Contribution to Critical Scholarship, de la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos; fue condecorado con la medalla Juana Azurduy de Padilla, la máxima distinción que otorga la Universidad Andina Simón Bolívar, de Bolivia; y el Premio Alba de las Letras, un reconocimiento que al escritor le confirmó que “lo que uno escribe puede ser algo más que un desahogo solitario: palabras que se unen a otras escritas o dichas por otras manos y otras bocas, en lugares muy diversos”. Además, le otorgaron el premio José María Arguedas (Casa de las Américas de Cuba), la medalla mexicana del Bicentenario de la Independencia; los premios italianos Mare Nostrum, Pellegrino Artusi y Grinzane Cavour; el premio Stig Dagerman, de Suecia; la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Fue elegido primer Ciudadano Ilustre de los países del Mercosur y fue también el primer galardonado con el premio Aloa, de los editores de Dinamarca, y el primero en recibir el Cultural Freedom Prize, otorgado por la Fundación Lannan, en Estados Unidos, entre otros. “Todos tenemos algún vidrio roto en el alma, que lastima y hace sangrar, aunque sea un poquito. Entonces, al escribir, siento que puedo sacar un poco de esos vidrios fuera de mí. Al ponerlos en un papel, ya no me dañan. Ya no me hacen la vida imposible, sino que la multiplican, porque me permiten entenderme mejor con los demás”, explicaba Galeano. “Creo que la literatura es comunicación o no es nada. No escribo para mí, escribo para comunicarme con otros, para llegar a otros que van a ser mis amigos, aunque no los conozca todavía.”

El escritor uruguayo se nutrió con los libros de aventuras de Emilio Salgari, se formó con la literatura de Juan Carlos Onetti y en los cafés de Montevideo, donde había narradores orales que eran “verdaderos maestros en el arte de contar una historia, de tal manera que lo que se contaba volviera a ocurrir cuando era narrado. Esta era una victoria sobre la muerte: el arte de la resurrección”. Aunque Onetti tenía “fama de erizo”, de ser un tipo insoportable, fue “cariñoso” con Galeano. “Quizá porque yo le aguantaba el vino: bebía unos vinos de cirrosis instantánea, y yo era de los pocos que se lo aguantaba, aunque mi hígado protestara a viva voz”, comentó en una de las entrevistas incluida en Los días de Galeano, el programa que se emitió por canal Encuentro basado en su libro Los hijos de los días y que Página/12 ofreció en dos DVD. “La Revolución Cubana nació para ser diferente. Sometida a un acoso imperial incesante, sobrevivió como pudo y no como quiso. Mucho se sacrificó ese pueblo, valiente y generoso, para seguir estando de pie en un mundo lleno de agachados. Pero en el duro camino que recorrió en tantos años, la revolución ha ido perdiendo el viento de espontaneidad y de frescura que desde el principio la empujó. Lo digo con dolor. Cuba duele”, escribió en la contratapa de este diario el 20 de abril de 2003, un texto crítico que produjo un vendaval de opiniones cruzadas sobre el fusilamiento de tres cubanos que intentaron secuestrar una lancha de pasajeros que brindaba servicios en la bahía de La Habana. “No me arrepiento ni de una coma de ese artículo –aseguró el uruguayo en una entrevista a la revista Sudestada–. Yo creo en la solidaridad con la Revolución Cubana desde la libertad de conciencia, no desde el deber de obediencia. O sea, yo no creo que la solidaridad con un país, con una revolución, con una persona, se practique desde la obligación de decir que sí. Desde el papagayismo, como diría don Simón Rodríguez. Creo en la libertad de conciencia, creo que uno tiene no solamente el derecho, también el deber de contradecir, de criticar, de dudar, de coincidir con lo que se coincida pero también de decir no (…). La profundización de la democracia en Cuba es un asunto de los cubanos y sólo de los cubanos. Desde siempre creo que la autodeterminación de los pueblos es sagrada. Buenas lluvias de piedras recibí, hace años, por defender la autodeterminación en Hungría, Checoslovaquia, Polonia y Afganistán, cuando ese sagrado derecho era avasallado en nombre del socialismo. Soy un hereje de larga data. Siempre tuve líos. Son precios que se pagan. Es normal ¿no? Gracias a eso, no me avergüenza la cara que cada mañana afeito ante el espejo.”

El último libro que publicó en vida, Los hijos de los días, es una suerte de almanaque literario con 366 historias breves, una para cada día del año, de un extremo a otro de los siglos y del planeta. “Todos los días tienen alguna historia que contar, que vale la pena escuchar. Yo creo, como los mayas, que somos hijos de los días, y por lo tanto estamos hechos de átomos pero también de historias”, señaló en una entrevista a Radar. En la entrada correspondiente al 27 de febrero, llamada “También los bancos son mortales”, se lee: “En 1995 el Banco Barings, el más antiguo de Inglaterra, cayó en bancarrota, este banco había sido el brazo financiero del imperio británico. La independencia y la deuda externa nacieron juntas en América latina. Todos nacimos debiendo”. En el relato correspondiente al 9 de abril escribió: “En el año 2011, por segunda vez la población de Islandia dijo no a las órdenes del Fondo Monetario Internacional. El Fondo y la Unión Europea habían resuelto que los trescientos veinte mil habitantes de Islandia debían hacerse cargo de la bancarrota de los banqueros, y pagar sus deudas internacionales a doce mil euros por cabeza. Esta socialización al revés fue rechazada en dos plebiscitos. –Esa deuda no es nuestra deuda. ¿Por qué vamos a pagarla nosotros? En un mundo enloquecido por la crisis financiera, la pequeña isla perdida en las aguas del norte nos dio, a todos, una saludable lección de sentido común”. Una de las historias que más lo impresionó, según reveló, fue una que le contó Marta Platía en Córdoba sobre un muchacho asesinado por la dictadura militar que murió sin haber hecho nunca el amor. “La escribí en siete líneas, pero fue fuerte la tentación de palabrearla”, reconoció el escritor uruguayo emparentado con Gelman en su flirteo con los neologismos.

“El compromiso social no tiene nada que ver con las buenas intenciones. Toda obra de arte, toda literatura que nos ayude a ver y a vernos tiene proyección social y está comprometida aunque no lo sepa –declaró Galeano–. Se puede hablar en prosa sin saberlo, como el personaje de Molière, y muchas veces ocurre que la literatura nacida del compromiso político, que quiere dirigirse a los oprimidos del mundo, no hace más que conversar con el espejo. Franz Kafka fue el escritor que más profundamente retrató la tragedia del siglo XX, y él se hubiera reído si alguien le hubiera hablado del compromiso político. En el fondo, yo creo que ese compromiso, cuando es verdadero, no es más que un homenaje al mundito que quiere nacer desde la barriga del mundo que padecemos.” Sus palabras tocaron el cuerpo de miles de lectores. “No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores –rubricó en uno de los textos de El libro de los abrazos–. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.” Las palabras de Galeano permanecerán en las playas de nuestra memoria como la espuma blanca que queda en la orilla cuando el agua se retira.

Producción: Oscar Ranzani,
María Daniela Yaccar y
Emanuel Respighi.

Página/12 :: El país :: La pluma y la voz de América latina

15/12/2014

Muros, Eduardo Galeano

Filed under: Eduardo Galeano,Muro da Vergonha — Gilmar Crestani @ 9:22 am
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PIRULO DE TAPA
MUROS

Por Eduardo Galeano

En noviembre de 1989 fue derribado el Muro de Berlín.

Han pasado unos cuantos años desde ese derrumbe, un funeral más celebrado que llorado; pero nuevos muros se alzan cada día, en los más diversos paisajes del mundo.

Son los hijos del miedo. Casi todos están electrificados y en su mayoría están armados de alambradas de púas y cuchillos afilados.

Van tres botones de muestra:

1) El reino de Marruecos tiene miedo del pueblo de Sahara Occidental, teme que se agote la infinita paciencia de los saharauis, despojados de su patria, condenados a deambular por el desierto en busca de agua, casa y esperanzas.

2) El gobierno norteamericano, con sede en Washington, realiza el sueño del muro propio en la frontera con México. Tiene miedo a la invasión de los invadidos, que quizá sueñan con el paraíso que los espera en la tierra que era suya y fue robada.

3) Setecientos treinta kilómetros de collares de púas y dientes afilados estrangulan a Cisjordania y la Franja de Gaza, sobrevivientes palestinos convertidos en peligrosa amenaza por los magos de Israel, que bien entrenados están en el arte de ver verdugos donde hay víctimas.

***

Y paro de contar, por ahora.

Página/12

24/08/2014

Eduardo Galeano, curto, fino e certeiro

 

Eduardo Galeano e um século de desastres

agosto 19, 2014 15:26

Eduardo Galeano e um século de desastres

Enigmas, mentiras, vidas e morte – de Fidel Castro a Muhammad Ali, de Albert Einstein a bonecas Barbie. Olhando para os desastres do século 20, seria possível irmos além?

Por Eduardo Galeano, em Tom Dispatch, de seu livro “Espelhos – uma história quase universal” | Tradução: Vinicius Gomes

Stalin

Ele aprendeu a escrever no idioma da Georgia, sua terra natal, mas no seminário, os monges o fizeram falar russo.

Anos mais tarde, em Moscou, seu sotaque do sul do Cáucaso ainda o entregava.

Então, ele decidiu se tornar mais russo do que os russos. Não foi o Napoleão, que saiu da ilha de Córsega, mais francês que os franceses? Não foi Catarina, a Grande, que era alemã, mais russa do que os russos?

Então, o georgiano Iosif Dzhugashvili escolheu um nome russo. Ele se autonomeou Stalin, que significa “aço”.

O homem de aço esperava que seu filho fosse feito de aço também: desde a infância, seu filho Yakov foi forjado a fogo e gelo e moldado por marteladas.

Não funcionou. Ele era o filho da mamãe. Aos 19 anos, Yakov não aguentava mais, não podia suportar mais.

Ele puxou o gatilho.

O tiro não o matou.

Ele acordou no hospital. No pé da cama, seu pai comentou: “Nem mesmo isso você faz direito”.

Fotografia: o olho mais triste do mundo

Princeton, New Jersey, Maio de 1947.

Fotógrafo Philippe Halsman pergunta a ele: “Você acha que haverá paz?”

E enquanto o obturador clica, Albert Einstein diz, ou melhor, murmura: “Não”.

As pessoas acreditam que Einstein ganhou o Prêmio Nobel por sua teoria da relatividade, que ele foi o criador da frase “tudo é relativo”, e que ele foi o inventor da bomba atômica.

A verdade é que não deram a ele o Nobel por sua teoria da relatividade, nem pronunciou tais palavras. Tampouco inventou a bomba, apesar de que Hiroshima e Nagasaki não teriam acontecido se ele não tivesse descoberto o que descobriu.

Ele sabia muito bem que suas descobertas, nascidas pela celebração da vida, foram usadas para aniquilá-la.

As idades de Josephine

Aos nove anos de idade, ela trabalha limpando casas em St. Louis, às margens do rio Mississippi.

Aos 10, ela começa a dançar na rua em troca de moedas. Aos 13, ela se casa.

Aos 15, se casa novamente. Do primeiro marido, ela não guarda nem mesmo uma lembrança ruim. Do segundo, ela guarda o sobrenome, pois gosta de como ele soa.

Aos 17, Josephine Baker dança o Charleston na Broadway. Aos 18, ela cruza o Atlântico e conquista Paris. A “Vênus de Bronze” faz sua performance nua, usando nada mais do que um cacho de bananas.

Aos 24, ela é a mulher mais fotografada no planeta. Pablo Picasso, de joelhos, a pinta. Para parecer com ela, as jovens donzelas pálidas de Paris esfregavam creme de nogueira, que escurece a pele.

Aos 30, ela tem problema em alguns hotéis, pois viaja com um chimpanzé, uma cobra, uma cabra, dois papagaios, vários peixes, três gatos, sete cães, uma chita chamada Chiquita, que usa um colar de diamantes, e um porquinho chamado Albert, que ela banha em um perfume Je Reviens.

Aos 40, ela recebe a medalha de Honra da Legião, por seus serviços à Resistência Francesa durante a ocupação nazista.

Aos 41 e em seu quarto marido, ela adota 12 crianças de diversas cores de pele e diversas origens, que ela chama de “minha tribo arco-íris”.

Aos 45, ela retorna aos EUA. Ele insiste que qualquer um, brancos ou negros, se sentem juntos em seus shows. Senão, ela não se apresentaria. Aos 57, ela divide o palco com Martin Luther King e fala contra a discriminação racial diante de um imenso público na Marcha a Washington.

Aos 68, ela se recupera de uma calamitosa falência e no Teatro Bobino, em Paris, ela celebra cinqüenta anos nos palcos.

E ela morre.

O pai do computador

Alan Turing era motivo de piadas por não ser um cara durão, um He-Man com pelos no peito.

Ele choramingava, grasnava, gaguejava. Ele usava uma velha gravata como cinto. Ele raramente dormia e passava dias sem se barbear. E ele corria de uma ponta da cidade para outra enquanto juntava complicadas fórmulas matemáticas em sua mente.

Trabalhando para a inteligência britânica, ele ajudou a encurtar a Segunda Guerra Mundial ao inventar uma máquina que decifrava os impenetráveis códigos militares usados pelo alto comando alemão.

Nesse ponto, ele já tinha sonhado com um protótipo para um computador eletrônico e já tinha estabelecido as fundações teóricas para os sistemas de informações atuais. Depois disso, ele liderou a equipe que construiu o primeiro computador a operar com programas integrados. Ele jogou intermináveis partidas de xadrez contra o computador e perguntava a ele questões que enlouqueceram a máquina. Ele insistia que o computador lhe escrevesse cartas de amor. A máquina respondeu emitindo mensagens que eram bem incompreensíveis.

Mas foi a polícia de carne e osso de Manchester que o prendeu em 1952 por indecência.

No julgamento, Turing alegou ser culpado por ser homossexual.

Para ficar fora da cadeia, ele aceitou passar por um tratamento médico que o curasse de sua aflição. O bombardeio de drogas o deixou impotente. Seios cresceram nele. Ele ficou recluso e deixou de ir à universidade. Ele ouvia sussurros, sentia olhares às suas costas.

Ele tinha o hábito de comer uma maçã antes de ir dormir.

Em uma noite, ele injetou a maçã com cianeto.

Imperador Vermelho

Eu estava na China três anos antes do fracasso do Grande Salto para Frente. Ninguém fala a respeito. Era um segredo de Estado.

Eu vi Mao prestar uma homenagem a Mao. Na Praça Tiananmen, o Portal da Paz Celestial, Mao presidiu diante de uma imensa parada, liderada por uma imensa estátua de Mao. O Mao de gesso mantinha sua mão no alto, e o Mao de carne e osso respondia ao gesto. Em um oceano de flores e balões coloridos, a multidão reverenciava os dois.

Mao era a China e a China era seu reino. Mao exortava a todos a seguirem o exemplo dado por Lei Feng e Lei Feng exortava a todos que seguissem o exemplo dado por Mao. Lei Feng, um jovem comunista de existência dúbia, passava seus dias consolando os doentes, ajudando as viúvas e dando sua comida aos órfãos. Em suas noites, ele lia os trabalhos completos de Mao. Quando dormia, ele sonhava com Mao, o seu guia para cada passo. Lei Feng não tinha namorada, nem namorado, pois ele não perdia tempo com frivolidades e nunca ocorreu a ele que a vida pode ser contraditória ou a realidade, diferente.

Fidel

Seus inimigos dizem que ele foi um rei não coroado que confundiu unidade com unanimidade.

E, nisso, os seus inimigos estão certos.

Seus inimigos dizem que se Napoleão tivesse um jornal como o Granma, os franceses nunca teriam ouvido falar do desastre de Waterloo.

E, nisso, os seus inimigos estão certos.

Seus inimigos dizem que ele exerceu o poder falando muito e ouvindo pouco, pois ele era mais acostumado a ouvir ecos do que vozes.

E, nisso, os seus inimigos estão certos.

Mas algumas coisas que seus inimigos não dizem: não foi para posar para os livros de História que ele estufou o peito contra a munição dos invasores; ele encarou furacões como um igual, de furacão para furacão; ele sobreviveu 637 atentados contra sua vida; sua energia contagiosa foi decisiva para tirar o país da condição de colônia; e não foi por conta de uma maldição do diabo ou por um milagre de deus, que o novo país conseguiu sobreviver a dez presidentes dos EUA, com seus guardanapos no colo, prontos para devorá-lo com garfo e faca.

E seus inimigos nunca mencionam que Cuba é um dos raros países que não competem na Copa do Mundo dos Capachos.

E eles não dizem que a Revolução, punida pelo crime de dignidade, é o que conseguiu ser e não o que desejava se tornar. Nem dizem que a muralha, separando desejo de realidade, cresceu ainda mais e mais graças ao bloqueio imperial, que sufocou a democracia “à cubana”, militarizou a sociedade e deu à burocracia – sempre pronta com um problema para cada solução – o álibi que precisava para justificar e se perpetuar.

E eles não dizem que, apesar de toda essa tristeza, apesar de toda agressão externa e o alto controle interno, essa aflita e obstinada ilha criou a sociedade menos desigual na América Latina.

E seus inimigos não dizem que sua proeza veio do sacrifício de seu povo e, também, da vontade teimosa e do velho senso de honra do cavaleiro que sempre lutou do lado dos perdedores, como seu famoso colega nos campos de Castile.

Ali

Ele foi uma borboleta e uma abelha. No ringue, ele flutuava e picava.

Em 1967, Muhammad Ali, nascido Cassius Clay, se recusou a vestir um uniforme.

“Não tenho nada contra nenhum vietcongue”, ele disse. “Nenhum vietnamita nunca me chamou de ‘preto’”.

Eles o chamaram de traidor. Eles o sentenciaram a cinco anos de prisão e o barraram de lutar boxe. Eles tiraram seu título de campeão do mundo.

A punição se tornou seu troféu. Ao lhe tirarem a coroa, eles o transformaram em rei.

Anos depois, alguns estudantes universitários lhe pediram para recitar alguma coisa. E, para eles, improvisou o poema mais curto na história da literatura:

“Eu, nós”.

Muros

O Muro de Berlim foi notícia todos os dias. Da manhã até a noite, nós líamos, víamos, ouvíamos: o Muro da Vergonha, o Muro da Infâmia, a Cortina de Ferro…

No final, um muro que merecia cair, caiu. Mas outros muros brotaram e continuaram brotando ao redor do mundo. E, apesar de serem muito maiores que aquele em Berlim, nós raramente ouvimos sobre eles.

Pouco é dito sobre o muro que os EUA estão construindo ao longo da fronteira com o México, e menos ainda é dito sobre as barreiras de arame farpado cercando os enclaves da Espanha em Ceuta e Melila, na costa africana.

Praticamente nada é dito sobre a Muralha na Cisjordânia, que perpetua a ocupação israelense em terras palestinas e será 15 vezes maior do que aquela em Berlim. E nada, absolutamente nada, é dito sobre o Muro de Marrocos, que perpetua o controle das terras natais dos nativos do Saara pelo reino de Marrocos, e é 60 vezes o comprimento do Muro de Berlim.

Por que alguns muros são gritantes e outros são mudos?

Barbie vai à guerra

Existem mais de um bilhão de Barbies. Apenas os chineses as superam.

A mais amada mulher do planeta nunca nos decepcionaria. Na guerra contra o mal, a Barbie se alistou, bateu continência e marchou para o Iraque.

Ela chegou ao fronte usando uniformes sob medida para operações em terra, água e ar – revisados e aprovados pelo Departamento de Defesa dos EUA.

A Barbie é acostumada a mudar de profissões, estilos de cabelo e roupas. Ela foi uma cantora, uma atleta, uma paleontóloga, uma ortodontista, uma astronauta, uma bombeira, uma bailarina, e quem sabe mais o quê. Todo novo trabalha exige um novo visual e um guarda-roupa novo para que toda garota no mundo seja obrigada a comprar.

Em fevereiro de 2004, a Barbie quis mudar de namorados também. Por quase meio século, ele se manteve de maneira estável com Ken, cujo nariz é a única protuberância em seu corpo, quando um surfista australiano a seduziu e a convidou a cometer o pecado do plástico.

Mattel, a fabricante, anunciou uma separação oficial.

Foi uma catástrofe. As vendas caíram. A Barbie podia mudar ocupações e vestuário, mas ela não tinha direito algum de dar o mau exemplo.

A Mattel anunciou a reconciliação oficial.

Guerras mentirosas

Campanhas publicitárias, esquemas de marketing. O alvo é a opinião pública. Guerras são vendidas da mesma maneira que carros: através da mentira.

Em agosto de 1964, o presidente norte-americano Lyndon Johnson acusou os vietnamitas de atacar dois navios de guerra dos EUA no Golfo de Tonkin.

Então, o presidente invadiu o Vietnã, enviando aviões e tropas. Ele foi aclamado por jornalistas e políticos, e sua popularidade disparou. Os democratas no poder e os republicanos fora do poder se tornaram um único partido unido contra a agressão comunista.

Depois de a guerra ter massacrado vietnamitas em grandes números – a maioria sendo mulheres e crianças – o secretário de defesa, Robert McNamara, confessou que o ataque no Golfo de Tonkin nunca ocorreu.

Os mortos não voltaram à vida.

Em março de 2003, o presidente norte-americano George W. Bush acusou o Iraque de estar prestes a destruir o mundo com suas armas de destruição em massa, “as armas mais letais já construídas”.

Então, o presidente invadiu o Iraque, enviando aviões e tropas. Ele foi aclamado por jornalistas e políticos, e sua popularidade disparou. Os democratas no poder e os republicanos fora do poder se tornaram um único partido unido contra a agressão terrorista.

Depois de a guerra ter massacrado iraquianos em grandes números – a maioria sendo mulheres e crianças –, Bush confessou que as armas de destruição em massa nunca existiram. “As armas mais letais já inventadas” foram seus próprios discursos.

Na eleição seguinte, ele foi reeleito.

Em minha infância, minha mãe costumava me dizer que a mentira tem perna curta. Ela estava mal informada.

Enigma

Eles são os membros mais importantes de nossa família.

Eles são glutões, devoradores de gás, petróleo, milho, cana-de-açúcar e qualquer outra coisa que surja em seu caminho.

Eles mandam em nosso tempo: os banhando, os alimentando, os abrigando, falando sobre eles e abrindo caminhos para eles.

Eles se reproduzem mais rápido que nós, e são 10 vezes mais numerosos do que eram meio século atrás.

Eles matam mais pessoas que guerras; não, ninguém condena os assassinos, muitos menos os jornais e canais de televisão que vivem de suas propagandas.

Eles roubam nossas ruas. Eles roubam nosso ar. Eles riem quando nos ouvem dizendo “Eu dirijo”.

Achados e perdidos

O século 20, que nasceu proclamando a paz e a justiça, morreu banhado em sangue. Ele nos passou um mundo muito mais injusto daquele que herdou.

O século 21, que também nasceu enaltecendo a paz e a justiça, está seguindo os passos de seu predecessor.

Na minha infância, eu tinha certeza que tudo que se perdia no mundo acabava indo parar lá em cima, na Lua.

Mas os astronautas não encontraram nenhum sinal de sonhos perigosos ou promessas quebradas ou esperanças traídas.

Senão na Lua, onde elas podem estar? Talvez ela nas nunca tenham se perdido. Talvez elas estejam escondidas aqui na Terra. Esperando.

Eduardo Galeano e um século de desastres | Portal Fórum

20/04/2014

Eduardo Galeano, no Brasil, só é ouvido sobre futebol. Por quê?

Filed under: Eduardo Galeano,Futebol — Gilmar Crestani @ 10:10 am
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‘Messi e Neymar são verdadeiros milagres’, diz Eduardo Galeano

Entusiasta do futebol, consagrado escritor uruguaio lamenta o poder do dinheiro no esporte

19 de abril de 2014 | 17h 00

Ubiratan Brasil – O Estado de S. Paulo

SÃO PAULO – O escritor uruguaio Eduardo Galeano é uma das mais destacadas figuras da cultura latino-americana, construindo uma obra ortodoxa, que combina ficção, jornalismo, análise política e história. Ele tem opinião firmada desde a crise da Venezuela até o debate sobre a maconha que tomou conta de seu país. Mas os olhos de Galeano brilham de verdade quando o assunto é futebol, uma de suas maiores paixões.

O escritor uruguaio é um grande fã de Messi e Neymar - Dida Sampaio/Estadão

Dida Sampaio/Estadão

O escritor uruguaio é um grande fã de Messi e Neymar

Autor de obras notáveis como Futebol ao Sol e à Sombra (L&PM), Galeano, de 73 anos, defende o espetáculo acima de tudo, como afirmou na entrevista exclusiva ao Estado, concedida em Brasília.

ESTADO – Aqui você falou sobre ditadura e futebol.
EDUARDO GALEANO –
Há ditaduras visíveis e invisíveis. A estrutura de poder do futebol no mundo é monárquica. É a monarquia mais secreta do mundo: ninguém sabe dos segredos da Fifa, fechados a sete chaves. Os dirigentes vivem como em um castelo muito bem guardado. E os protagonistas do futebol, os jogadores, trabalham como macacos de circo, ou seja, não são os receptores dos benefícios dos espetáculos que nos brindam – acredito que sejam fortunas, pois as contas são secretas. E os atletas atuam pelo prazer de jogar, o que é importante. Eu rogo a Deus para que os jogadores não percam esse prazer, pois, nos últimos anos, eles vêm sendo condicionados a apenas ganhar, o que resulta em mais dinheiro. Não aprovo essa identificação da bola como fonte de lucro. Nos últimos anos, o futebol tem perdido aquele brilho de encantamento que deveria marcar cada partida. Infelizmente, boa parte dos jogadores não tem demonstrado aquela satisfação que vemos, por exemplo, em jogos de crianças: elas não têm a finalidade da vitória, querem apenas se divertir. Assim, quando surgem exceções, como Messi e Neymar, são, para mim, verdadeiros milagres.

ESTADO – Ainda assiste a futebol?
EDUARDO GALEANO –
A minha festa de fim de semana é acompanhar jogos desses craques. Sempre que posso acompanho essa dupla. Amo o futebol. Quando criança, nem pensava em ser escritor, mas jogar futebol. Infelizmente, minha perna parece de madeira, eu seria um perna de pau, como se diz aqui no Brasil (risos).

ESTADO – Mas não vê bons exemplos?
EDUARDO GALEANO –
Sim. Veja, recentemente estive no Chile, onde me reuni com amigos que são, na maioria, torcedores do Colo Colo, a equipe mais popular do país. Eles tentam iniciar um plano de recuperação do clube que, segundo eles, foi sequestrado pelos empresários, pelos dirigentes e até pelos ideólogos que promovem as regras do esporte. Isso é terrível, pois os torcedores acabaram condicionados a aceitar um tipo de campeonato em que o mais importante é vencer. Com isso, o futebol corre o risco de se tornar um negócio que, de tão rentável, logo vai se equiparar ao comércio de drogas ou de armas.

ESTADO – E a expectativa para a Copa do Mundo no Brasil?
EDUARDO GALEANO –
Espero assistir a um belo Mundial. A grande virtude do futebol é sua capacidade de surpreender, de provocar assombro, de permitir o milagre, de saber que o impossível pode acontecer. É uma das atividades humanas mais imprevisíveis que existem. Daí o sucesso popular, mundial.

ESTADO – A derrota brasileira na Copa de 50 é um exemplo disso.
EDUARDO GALEANO –
Sim, o Brasil era objetivamente a melhor equipe. Mas a capacidade de surpresa permitiu que o Uruguai saísse campeão. Mas foi uma decisão de grandes capitães, o uruguaio Obdulio Varela e o brasileiro Zizinho. Você sabia que eles se tornaram grandes amigos depois? Chegaram até a manter uma comunicação telepática (risos). É verdade, sei que parece bruxaria, mas, bastavam fechar os olhos para conversar. Eu sempre levei muito a sério essa forma de comunicação. Não era palhaçada. Lembro de uma vez, quando eu estava com Obdulio e, de repente, ele interrompeu a conversa para dizer: ‘Não se preocupe, Eduardo, Zizinho está bem, foi só uma gripe passageira’ (risos).

ESTADO – Obdulio foi seu grande amigo?
EDUARDO GALEANO –
Foi uma das pessoas mais admiráveis que já conheci na minha vida. Um homem nobre, honesto, valente. Ele capitaneou a mais longa greve do futebol que já houve no mundo: durante sete meses, não houve jogos no Uruguai. E os torcedores apoiaram os jogadores, que pediam a criação de um sindicato para a categoria. Ele também viveu uma história extraordinária na Copa de 1950.

ESTADO – Qual foi?
EDUARDO GALEANO –
Depois da vitória, enquanto a delegação uruguaia festejava o título, Obdulio escapou da concentração e passou a noite pelos bares cariocas, abraçado aos brasileiros que choravam, inconformados com a derrota. Aquilo foi uma surpresa para ele, pois, antes do jogo começar, Obdulio via aquela massa de 200 mil pessoas que lotavam o Maracanã como um monstro de boca aberta, rugindo, querendo devorar carne uruguaia. Mas, depois, redescobrindo as pessoas nos bares, uma por uma, ele também chorou. Não se conformava por ter provocado tamanha tristeza.

ESTADO – Você também se emocionou com história do goleiro brasileiro Barbosa, não?
EDUARDO GALEANO –
Sim, ele foi uma figura trágica no futebol mundial. Pagou sozinho pela derrota. Lembro-me de quando o Maracanã decidiu trocar as traves por outras mais novas e Moacir Barbosa pediu para ficar com aquelas, que eram sintomaticamente de madeira. A cruz de seu martírio. E ele celebrou sozinho uma cerimônia de exorcismo, queimando as traves de sua maldição. Crucificado pela necessidade humana de encontrar culpados, mesmo sendo aclamado pelos especialistas como o melhor arqueiro de seu tempo.

03/02/2013

Eduardo Galeano al Alba

Filed under: ALBA,Eduardo Galeano — Gilmar Crestani @ 1:44 pm

Galeano destacó el papel del ALBA.

Domingo, 3 de febrero de 2013

EDUARDO GALEANO, GANADOR DEL PREMIO ALBA DE LAS LETRAS

Los vínculos solidarios

A la larga lista de distinciones, reconocimientos y halagos por parte de lectores y colegas, Eduardo Galeano sumó uno nuevo: el Premio ALBA de las Letras 2012. El escritor uruguayo se mostró particularmente emocionado por esta distinción: “A todos los que nos reconocemos parte del ALBA nos mueve la certeza de estar contribuyendo a una tarea de recuperación de la dignidad colectiva”, señaló.

Fundado en 2007, el Premio ALBA de las Artes y Letras se concede a creadores que consagraron su vida y su obra a engrandecer el patrimonio cultural de América latina, entre otros aportes. Los nombres de los ganadores de la última edición (en el rubro Artes fue premiada Alicia Alonso, directora del Ballet Nacional de Cuba) se divulgaron durante la clausura del III Encuentro Internacional Por el Equilibrio del Mundo, que reunió en La Habana a más de 800 intelectuales de 40 países, en homenaje al héroe cubano José Martí. Galeano dijo que este premio “de alguna manera me confirma que lo que uno escribe puede ser algo más que un desahogo solitario: palabras que se unen a otras escritas o dichas por otras manos y otras bocas, en lugares muy diversos”. Más adelante sostuvo: “Eso va más allá de las fronteras del mapa y del tiempo. Uno puede sentirse compañero de gente nacida en lugares lejanos y hermano de gente vivida en tiempos muy pasados. Esos son los vínculos más dignos de fe: los que nacen de la solidaridad”.

En declaraciones a la agencia Prensa Latina, Galeano destacó que “el desarrollo del ALBA es una de las más eficaces respuestas al sistema mundial de poder que nos invita a escupir al espejo y nos obliga a aceptar la impotencia como destino. Queremos ser cuerpos, no sombras: queremos ser voces, no ecos. Reivindicamos la dignidad, la solidaridad y la diversidad. Nos negamos a aceptar la orden de elegir entre las dos maneras de morir que el sistema nos ofrece: no queremos morir de hambre ni aburrimiento. Este mundo es muy injusto, muy desigual en las oportunidades que brinda y muy igualador en las costumbres que impone. ¿Tenemos solamente el derecho de copiar? ¿Está prohibido crear?”.

El jurado del Premio ALBA estuvo integrado este año por el intelectual venezolano Luis Britto, el sociólogo panameño Guillermo Castro, el narrador ecuatoriano Raúl Pérez, el sociólogo boliviano Esteban Ticona y la académica cubana Digna Guerra.

Página/12 :: espectaculos

09/06/2012

Las hijas de los días en Afganistán

Filed under: Afeganistão,Eduardo Galeano — Gilmar Crestani @ 8:15 am

Por: Ramón Lobo | 09 de junio de 2012

PeticionImagen(157)Ahmad Masood (REUTERS).

La derrota en Afganistán se mide en cada muerto, civil o soldado, y en cada vivo. Se prometió un mundo mejor y enviamos toneladas de armas y muerte donde había extenuación de armas y muerte. La guerra que Occidente llamó de liberación no ha liberado a la población civil; la mayoría quedó olvidada en su vida cotidiana. Las mujeres que se levantaron el burka, las niñas que compartieron la ilusión, aquellos que creyeron en un mundo mejor serán los grandes derrotados tras la retirada.

En esta escuela-tienda de campaña de Kabul se aprende un futuro inexistente. Son alumnas de primaria en lucha contra una tradición que las condena al trabajo forzoso en las casas, que dicta resignación y obediencia en un matrimonio impuesto, una cárcel. Los talibanes rechazan la educación, envenenan los pupitres, el agua. La maestra está en pie, con las piernas abiertas y los brazos cruzados. Es una actitud de defensa; ella es la heroína, la diana de los fanáticos.

En 1981, en un tribunal internacional creado en Estocolmo para escuchar a los muyaidín que luchaban contra la URSS, habló un jefe religioso de aquellos que se llamó ‘freedom fighters’, luchadores por la libertad, que incluían el germen de los talibanes y contaban en sus filas con Bin Laden.

Aquel hombre religioso acusó a los soviéticos del peor de los pecados: "Los comunistas han deshonrado a nuestras hijas. ¡Les han enseñado a leer y escribir!". Lo cuenta Eduardo Galeano en la página dedicada al 3 de mayo en su último libro, Los hijos de los días.

Las hijas de los días en Afganistán >> Aguas Internacionales >> Blogs EL PAÍS

Las hijas de los días en Afganistán

Filed under: Afeganistão,Eduardo Galeano — Gilmar Crestani @ 8:04 am

Por: Ramón Lobo | 09 de junio de 2012

PeticionImagen(157)Ahmad Masood (REUTERS).

La derrota en Afganistán se mide en cada muerto, civil o soldado, y en cada vivo. Se prometió un mundo mejor y enviamos toneladas de armas y muerte donde había extenuación de armas y muerte. La guerra que Occidente llamó de liberación no ha liberado a la población civil; la mayoría quedó olvidada en su vida cotidiana. Las mujeres que se levantaron el burka, las niñas que compartieron la ilusión, aquellos que creyeron en un mundo mejor serán los grandes derrotados tras la retirada.

En esta escuela-tienda de campaña de Kabul se aprende un futuro inexistente. Son alumnas de primaria en lucha contra una tradición que las condena al trabajo forzoso en las casas, que dicta resignación y obediencia en un matrimonio impuesto, una cárcel. Los talibanes rechazan la educación, envenenan los pupitres, el agua. La maestra está en pie, con las piernas abiertas y los brazos cruzados. Es una actitud de defensa; ella es la heroína, la diana de los fanáticos.

En 1981, en un tribunal internacional creado en Estocolmo para escuchar a los muyaidín que luchaban contra la URSS, habló un jefe religioso de aquellos que se llamó ‘freedom fighters’, luchadores por la libertad, que incluían el germen de los talibanes y contaban en sus filas con Bin Laden.

Aquel hombre religioso acusó a los soviéticos del peor de los pecados: "Los comunistas han deshonrado a nuestras hijas. ¡Les han enseñado a leer y escribir!". Lo cuenta Eduardo Galeano en la página dedicada al 3 de mayo en su último libro, Los hijos de los días.

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28/05/2012

Se o texto não faz trepidar, não serve

Filed under: Eduardo Galeano — Gilmar Crestani @ 8:48 am

 

"Si el texto no tiembla, no sirve" (Eduardo Galeano)

Por: José Luis Merino | 28 de mayo de 2012

EDUARDO GALEANO   (1940)

Galeano

     En este mes de mayo se está presentando en España el nuevo libro del escritor Eduardo Galeano, Los hijos de los días. La serie de presentaciones se inició en Barcelona el 9 de mayo, y terminará el 15 de junio en Santiago de Compostela. Entremedias ha pasado y pasará por Córdoba, Granada, Sevilla, Madrid (por dos veces), Bilbao, San Sebastián y Ourense.

    La ocasión viene pintiparada para mostrar un entrecruzado vaivén de preguntas y respuestas con Eduardo Galeano,  autor montevideano de Las venas abiertas de América Latina, entre otros libros. Esto se dijo:
    Aquel escritor que se pasa al bando de los ángeles, ¿lo hace por comodidad o por traición?
     Allá ella, o él. Prefiero el bando de los diablos. Menos aburrido.
     ¿En el fondo de cada cosa hay una melodía que dormita? ¿Despertará si encontramos las palabras adecuadas que la describan?
     La realidad es la loca que canta. El poder nos tapa los oídos.
     ¿Definiría la literatura como una verdad sospechosa?
     En el mejor de los casos: sospechosa con toda razón.
¿Para que un libro sea considerado de gran belleza es preciso el adorno que proviene de la indiferencia de las ruinas?
     Un libro bello es un libro vivo.
     ¿Es cierto que en algunos momentos de desesperación nos calma el saber que aún nos queda poder hablar directamente para los pájaros, el mar y el aire?
     A mí, no.
     Lo realmente profundo es aquello que en nuestro interior sabemos que es indecible. Nuestra lucha consiste en querer demostrar que se puede decir. Llevamos miles de años intentándolo. ¿Estaría de acuerdo en esto?
     Uno pelea contra esa distancia entre lo que quiere decir y lo que las palabras pueden: el océano o charquito que separa el deseo y el mundo.
     Cuando escribimos con la mayor precisión imaginable creemos que todo está bajo control. Sin embargo, ¿por qué olvidarnos que en ese control supremo se encuentran infinitas miríadas del azar mismo?
     Si el texto no tiembla, no sirve.
¿Es evidente que ningún lenguaje es capaz de convertir la estupidez en sabiduría?
     Convertirla, no; pero a veces la disfraza eficazmente.
¿Con el deseo por escribir un poema, empieza en ese momento el aniquilamiento de ese poema?
     Y del autor.
¿Qué es la suprema inteligencia de un gran artista-escritor-compositor-cineasta-etcétera, sino su grandiosa sensibilidad?
     Pregúntale a ese gran…
     ¿Odiosa victoria? ¿Amada derrota?
     No creo en la vida como un sistema de recompensas y castigos.
     ¿El escritor es invencible en la soledad, y un derrotado ante los demás?
     Tampoco creo en los invencibles.

    Tengo como cosa averiguada que Eduardo Galeano siente aversión por ese tipo de preguntas. De ahí sus respuestas a regañadientes, con desgana, displicentes y ásperas como un mordisco; aunque, eso sí, no exentas de lacónica agudeza.

                              [siguiente personaje Jorge Semprún: 4-6-2012]

"Si el texto no tiembla, no sirve" (Eduardo Galeano) >> Ladrones de fuego >> Blogs EL PAÍS

Sobre el autor

Jose Luis Merino

Jose Luis Merino nació en Bilbao. Vive en esa ciudad. Es autor de 14 libros de arte y literatura. Trabaja en la actualidad en cuatro más, asimismo de arte y literatura. Ha tenido muchas edades. Ahora tiene la edad que representan sus palabras.

25/05/2012

Eduardo Galeano encabezó un acto de poesía de la indignación

Filed under: Eduardo Galeano — Gilmar Crestani @ 7:40 am

España también está en el mundo al revés en que vivimos; los académicos de la historia decidieron que Franco no era dictador, dijo el escritor uruguayo ante más de mil personas

Foto

Elena Poniatowska y Eduardo Galeano en febrero de 2011, cuando el autor uruguayo recibió la medalla 1808 del Gobierno del Distrito Federal en el antiguo Palacio del Ayuntamiento, en el ZócaloFoto Francisco Olvera

Armando G. Tejeda, Corresponsal

Periódico La Jornada, Viernes 25 de mayo de 2012, p. 3

Madrid, 24 de mayo. Más de mil personas abarrotaron la Casa de América de Madrid para escuchar al escritor uruguayo Eduardo Galeano. Para reír e indignarse con él, con sus historias sencillas repletas de sabiduría y sentido común. Para aplaudirle de pie y como a un autor capaz de movilizar a lectores de las edades, procedencias e inquietudes más diversas.

Galeano llegó con sus papeles bajo el brazo, su ropa sencilla y su voz profunda para hablar del mundo y sus días, para reírse con la complicidad de su mirada infantil de los absurdos del mundo al revés en el que vivimos y en el que también está España, país cuyos académicos de la historia decidieron que Franco no era dictador, y cuyos jueces decidieron que Garzón no debía seguir siendo juez.

Los hijos de los días (Siglo XXI Editores) es el nuevo libro de Galeano, pero también es un texto que ha revisado y corregido durante años, puliéndolo hasta la extenuación, limpiándolo de las palabras huecas, anhelando, como hace siempre, que sus textos sean mejores que el silencio. Y en este caso más aún, pues se trata de una especie de bitácora de un testigo del mundo y sus hallazgos, con todas sus injusticias, noblezas, desgracias y los disparates que nos rodean.

Los lectores de Galeano en España son tan fieles como numerosos, hasta convertir todos los sitios que pisa el escritor en un acto poético revolucionario. O, más bien, en sintonía con las experiencias recientes de Madrid, en un acto de poesía de la indignación. Así, el narrador que asume con humildad su condición de contador de historias, sin más, empezó a relatar lo que su mirada y su memoria han registrado desde que los días se echaron a caminar.

Y en sus microensayos, uno por cada día del año, habla de la única invasión sufrida por Estados Unidos en su historia, encabezada por el general mexicano Francisco Villa, o del absurdo de que en los informes clasificados de la CIA y los servicios de inteligencia de Estados Unidos Nelson Mandela –el símbolo de la resistencia contra el apartheid y su modelo segregacionista y xenófobo– fue incluido hasta 2008 en la lista de terroristas peligrosos que amenazaban la seguridad de ese país. O que en Haití hay una antigua tradición en la que el cortejo fúnebre se conduce en zig zag para despistar al difunto y así evitar que encuentre el camino de regreso. O que hasta 1990 la Organización Mundial de la Salud consideró a la homosexualidad una enfermedad mental. O que al entierro de Karl Marx acudieron sólo 11 personas, contando al enterrador. O que en la autopsia que le hicieron al magnate John Rockfeller no se le encontró ningún escrúpulo.

Y así empezó su lectura, cual juglar que sin preámbulo comienza a narrar la historia del mundo: Y los días se echaron a caminar… Y si nosotros somos los buscadores de la vida, nada tiene de raro que de cada día brote una historia. Porque los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias. Y ahora les voy a contar algunas de esas historias nacidas de los días, de los hijos de los días.

Galeano, quien ha visitado varias ciudades españolas despertando el interés masivo de lectores y fieles a su palabra, habló entonces de todas esas historias de los hijos de los días, en las que se encontró con historias de Bolivia y Ecuador. O con el homenaje espontáneo a su amiga y compañera de lucha Domitila Barrios, quien murió hace poco y a la que, en una asamblea de mineros que intentaban resistir una nueva embestida de la policía y el poder empresarial, interpeló a la asamblea en la que era la única mujer y les preguntó: ¿Cuál es nuestro principal enemigo? Se contestaron que si la oligarquía, que si los políticas, la injusticia y un amplio etcétera. Y ella les dijo: No, compañeros, nuestro principal enemigo es el miedo.

Eduardo Galeano también recordó que en este mundo al revés en el que vivimos ocurren cosas realmente llamativas, como lo que había leído estos días en la prensa, en la que los académicos de la historia habían decidido no revisar la polémica biografía de Francisco Franco en la que se elogiaba su figura y en ningún momento se le identificaba como dictador o genocida.

En este mundo al revés, los académicos deciden que Franco no fue dictador. Y el poder judicial decidió que Baltasar Garzón ya no puede ser juez. O sea que España es también parte del mundo al revés.

Galeano habló de la indignación, de la llama de esperanza que se encendió en este país con las movilizaciones sociales que comenzaron hace un año y que continúan hoy día, en respuesta a los estragos de la crisis en el pueblo llano.

Así lo leyó: La buena salud resultó más contagiosa que las pestes; y las voces de los indignados atravesaron fronteras dibujadas en los mapas.

La Jornada: Galeano encabezó un acto de poesía de la indignación

27/04/2012

O Uruguai, por Eduardo Galeano

Filed under: Eduardo Galeano,Uruguai — Gilmar Crestani @ 6:53 pm

Até um certo momento o Uruguai só era mencionado no Brasil por duas coisas: ricos iam se divorciar e/ou casar e ter lua-de-mel em Punta del Este e pela derrota no fatídico dia 16 de julho de 1950 para a seleção Uruguai no Maracanã, de virada, na Copa do Mundo feita para o Brasil ser campeão. Alguns haviam passado por Montevidéu e diziam que ficava a meio caminho entre Porto Alegre e Buenos Aires.
“Os uruguaios temos certa tendência a crer que nosso país existe, embora o mundo não o perceba”, diz Galeano. “Os grandes meios de comunicação, aqueles que têm influência universal, jamais mencionam esta nação pequenina e perdida ao sul do mapa.”
Um país de poucos milhões de habitantes que, como diz ele, tem população similar a alguns bairros das grandes cidades do mundo, mas que provocaria algumas surpresas para quem se arriscasse a chegar por ali.
Um país que aboliu os castigos corporais nas escolas 120 anos antes da Grã-Bretanha. O Uruguai adotou a jornada de trabalho de oito horas um ano antes dos Estados Unidos e quatro anos antes da França. Teve lei do divórcio setenta anos antes da Espanha e voto feminino quatorze anos antes da França.
O Uruguai teve proporcionalmente o maior exílio durante a ditadura militar, em comparação com sua população. Assim, tem cinco vezes mais terra do que a Holanda e cinco vezes menos habitantes. Tem mais terra cultivável que o Japão e uma população quarenta vezes menor.
O país ficou relegado a uma população escassa e envelhecida. Tristemente Galeano diz que “poucas crianças nascem, nas ruas vêem-se mais cadeiras de rodas do que carrinhos de nenês”.
Ainda assim, Galeano consigna bons motivos para gostar do seu país: “Durante a ditadura militar, não houve no Uruguai nem um só intelectual importante, nem um só cientista relevante, nem um só artista representativo, único que fosse, disposto a aplaudir os mandões. E nos tempos que correm, já na democracia, o Uruguai foi o único país do mundo que derrotou as privatizações em consulta popular: no plebiscito de fins de 92, 72% dos uruguaios decidiram que os serviços essenciais continuaram sendo públicos. A notícia não mereceu sequer uma linha na imprensa mundial, embora se constituísse numa insólita prova de senso comum.” Talvez por esses “maus exemplos” tentam desconhecer o Uruguai, apesar da insistência dos uruguaios de afirmar que seu país existe.
Por tudo isso, Galeno se orgulha do seu “paisito”, “este paradoxal país onde nasci e tornaria a nascer”.

Carta Maior – Blog do Emir Sader – O Uruguai, por Eduardo Galeano

23/04/2012

Eduardo Galeano

Filed under: Eduardo Galeano — Gilmar Crestani @ 7:30 am

Heróis da escrita latino-americana: Argentina, Ernestina Herrera Noble; Uruguai, Eduardo Galeano; Brasil, Merval Pereira! Fosse no Brasil, Galeano chamais chegaria na ABL. No Brasil, Sarney, Roberto Marinho, Merval Pereira! Qualquer presídio de segurança máxima tem gente mais qualificada intelectualmente que os três imortais juntos.

Eduardo Galeano, a la manera de los narradores orales.

Imagen: Bernardino Avila

SUBNOTAS

EDUARDO GALEANO CONVOCO A UNA MULTITUD EN SU REGRESO A LA FERIA DEL LIBRO DE BUENOS AIRES

“Estamos hechos de historias”

El escritor y periodista uruguayo llenó la Sala José Hernández. Y alrededor de dos mil personas lo siguieron desde afuera. Se ganó la ovación del público gracias a varias de sus misceláneas imperdibles, la mayoría extraídas de su flamante libro, Los hijos de los días.

Por Silvina Friera

Y los días se echaron a caminar… y la voz de Eduardo Galeano, una especie de chamán, ejerció a todas luces una fuerza hipnótica entre los fieles lectores que lo acompañaron en la Sala José Hernández. Imposible calcular cuántas personas se quedaron afuera. Lo escucharon, mano a mano, más de 700 personas. Pero quizás unas dos mil se desparramaron en la puerta del auditorio principal de la Feria –resistiendo el frío de la noche del sábado– y en otra de las salas –la Borges–, donde se proyectó la narración de varias de las efemérides que integran su último libro, Los hijos de los días (Siglo XXI). El fenómeno comenzó temprano, mucho antes de que el autor uruguayo, una de las visitas más esperadas de esta 38ª edición, se presentara. Apenas La Rural abrió sus puertas, la fila empezó a crecer, cuando la levadura de la esperanza de ingresar parecía garantizada para todos. Los breves relatos, misceláneas punzantes sobre la desigualdad, el hambre, el racismo, el derecho humano a la información, los “miedos” de comunicación, los desaparecidos y los niños robados, el medio ambiente y derroteros diversos de la civilización resonaron como si el pasado, el presente y el futuro fueran un tiempo siempre igual a sí mismo.

Un pequeño trabajo zoológico que se le ocurrió, sobre unos bichitos que se llaman sanguijuelas, “uno de los principales productos de importación de los países europeos”, fue el prólogo de una dedicatoria muy ovacionada. “Aprovecho esta lectura para mandar un abrazo de muchos brazos a los pobladores de Famatina, Tinogasta, Andalgalá y otros que no se dejan engañar con los cuentos de las sanguijuelas modernas, que te venden buena salud mientras te acompañan al cementerio”, dijo Galeano, manifestando su apoyo a quienes están resistiendo la minería a cielo abierto.

“Y los días se echaron a caminar. Y ellos, los días, nos hicieron. Y así fuimos nacidos nosotros, los hijos de los días, los averiguadores, los buscadores de la vida. Y si nosotros somos hijos de los días, nada tiene de raro que de cada día brote una historia. Porque los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias. Y ahora les voy a contar algunas de esas historias nacidas de los días.” Así arrancó Galeano, sentadito en un sillón que agigantaba su figura y rubricaba el conjuro de una intimidad expansiva, con unos papeles en la mano que casi no leía, como si tuviera inscripta cada una de sus palabras en los labios. Como si fuera un narrador oral o un cuentacuentos. Un mismo día, el 8 de octubre, le permitió afilar la cuchilla de la reflexión en torno de aquellas figuras que se niegan a menudear los derroteros de la humanidad. “En 1967 se acorraló al Che Guevara en Bolivia; en 1919, Emiliano Zapata fue acribillado en México; y en 1934 mataron a Augusto Sandino en Nicaragua. Los tres compartieron el mapa y el tiempo, y fueron castigados por negarse a repetir la historia”, recordó. De pronto su voz se perdió. El micrófono y el sonido se trenzaron en una confabulación para romper la magia. Cuando se solucionó el problema, el escritor y periodista insufló una dosis de humor al mal trago sonoro: “Este es el micrófono que yo quería porque mejora las palabras, la calidad del texto”.

Uno de los momentos más celebrados fue cuando el autor de Las venas abiertas de América latina eligió, de ese calendario bisiesto –una historia por cada día– que conforma su último libro, contar el 11 de abril, sobre “los miedos de comunicación”. “En el día de hoy, en el año 2002, un golpe de Estado convirtió al presidente de los empresarios en presidente de Venezuela. Poco le duró la gloria. Un par de días después, los venezolanos volcados a las calles restituyeron al presidente elegido por sus votos. Las grandes televisoras y las radios de mayor difusión de Venezuela habían celebrado el golpe, pero no se enteraron de que la pueblada había devuelto a Hugo Chávez a su legítimo lugar. Por tratarse de una noticia desagradable, los medios de comunicación no la comunicaron.”

Para comprobar si el hechizo operaba a la perfección, exceptuando el inconveniente previo con el sonido, el escritor preguntó: “¿Lo que digo sale alindado por el micrófono como me dijeron?”. Después de la ratificación del público, Galeano bromeó: “La tecnología hace milagros”. Y nuevamente echó a rodar esas frases cortas, pulidas de adjetivos, certeras y concretas. Dardos que dan en el blanco. “Si la naturaleza fuera banco, ya la habrían salvado”, subrayó con ese tono solemne que buscaba enfatizar el remate contrario: la carcajada. “¿No será que el hambre de los pobres sacia nuestro apetito y su desnudez es la que nos viste?”, preguntó. No hubo ni la más mínima chance de sonreír, como si el interrogante temblara ante las posibles respuestas. En el catálogo del narrador uruguayo, la cinta de la historia es rebobinada bajo el microscopio despiadado de una oralidad que intensifica los tópicos y sujetos interpelados. También leyó las efemérides en las que alude al secuestro de niños como botín de guerra. “La dictadura argentina robó más de 500 niños, pero mucho más niños robó la democracia australiana, con permiso de la ley y aplauso del público”, afirmó el autor de El libro de los abrazos y Espejos, entre otros títulos. “La dictadura franquista dictó orden de olvidar: robó a los niños y robó la memoria”, agregó. Y recordó, además, a Macarena Gelman, la nieta del poeta, una de las víctimas del plan Cóndor, “un mercado común del terror de las dictaduras latinoamericanas”.

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10/04/2012

Eduardo Galeano

Filed under: Eduardo Galeano — Gilmar Crestani @ 8:39 am

Eduardo Galeano, sozinho, é maior intelectualmente falando, que todos os membros da Academia Brasileira de Letras somados. Compare-se com próceres do naipe de um Merval Pereira, Celso Lafer, Ivo Pitangui…

galeaño

Todos los días

Convencido, como los mayas, de que los hombres son hijos del tiempo y también de las historias, Eduardo Galeano compuso un libro en el que parece haber condensado, con brillo y síntesis, toda su poética: un volumen que rastrilla la Historia en busca del relato que cada día del año tiene para contar. Con la capacidad de pasar de la Antigüedad al presente, e ilustrado con algunos de sus collages, Los hijos de los días (Siglo XXI) despliega 366 historias de política, amor, grandeza, arte, héroes, culturas, derrotas y la modesta victoria de seguir vivo otro día más. Desde Montevideo, Galeano habló de todas ellas, de las muchas que dejó afuera y de las muchas más que todavía carga consigo.

Por Juan Pablo Bertazza

“Todo tiene su momento, hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el sol. Hay tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar, tiempo de matar y tiempo de curar, tiempo de destruir y tiempo de edificar, tiempo de llorar y tiempo de reír, tiempo de lamentarse y tiempo de bailar, tiempo de esparcir las piedras y tiempo de amontonarlas, tiempo de abrazarse y tiempo de separarse, tiempo de buscar y tiempo de perder, tiempo de guardar y tiempo de tirar, tiempo de rasgar y tiempo de coser, tiempo de callar y tiempo de hablar, tiempo de amar y tiempo de odiar, tiempo de guerra y tiempo de paz”.

Esa hipnótica y larga enumeración figura en el capítulo tres del Eclesiastés, uno de los libros más extraños de la Biblia: el más citado aunque muchos desconozcan su procedencia, el más polémico por su inédita proclamación de un carpe diem no muy ortodoxo que le generó más de un dolor de cabeza a los exégetas. En definitiva, el libro casi hereje dentro del libro sagrado.

La Biblia (“la mejor novela jamás escrita”, dirá en esta entrevista) es una de las grandes fuentes en las que abrevó Eduardo Galeano para componer Los hijos de los días, el libro más hermoso de su carrera. Las otras son Las Mil y una noches (“el mejor libro de cuentos”, insiste) y la cosmovisión maya del tiempo, con epígrafe extraído de su propio Génesis: “Y los días se echaron a caminar./ Y ellos, los días, nos hicieron./ Y así fuimos nacidos nosotros,/ los hijos de los días,/ los averiguadores,/ los buscadores de la vida”.

También en la extensa carrera de Galeano parece haber tiempo para todo: tiempo para indagar en la realidad y el potencial de nuestro continente en Las venas abiertas de América Latina, en el monumental Memoria del fuego y en Crónicas latinoamericanas, entre muchos otros; tiempo para ir dando con ese género transversal que mezcla crónica y poesía, esa especie de literatura nómade tan entrañable a Galeano cuyos detalles ultimó con el notable Las palabras andantes; tiempo para parar un poco la pelota y recorrer anécdotas y reflexiones en torno a la pasión de multitudes en Su majestad el fútbol y El fútbol a sol y sombra; tiempo para los horizontes en Carta al señor futuro y Carta al ciudadano 6000 millones; tiempo para reflexionar sobre las miserias y contradicciones del mundo al borde del nuevo milenio en Patas arriba, la escuela del mundo al revés; tiempo para el exilio; tiempo para premios importantes como el de Casa de las Américas que obtuvo en 1975 y 1978; tiempo para el periodismo, tanto en Uruguay donde fue jefe de redacción del semanario Marcha y director del diario Epoca, como en Buenos Aires donde fundó y dirigió Crisis, una de esas míticas publicaciones que tienen el raro privilegio de dar nombre, desde octubre de 2010, a una segunda etapa de existencia aunque, claro, no guarde demasiada relación con los nombres de aquella primera etapa. “La historia no se repite. La revista Crisis, tampoco. Esa linda aventura fue lo que fue, espuma de una ola de energía creativa que yo tuve la dicha de compartir en la Argentina de los años ’60. Una tarea colectiva, que valió la pena mientras vivió. Quisimos viajar un viaje de ida y vuelta: escribir sobre la realidad y también desde ella: escuchar sus voces. Porque eso también es cultura, ¿no? La realidad se dice a sí misma, y a veces se dice con asombrosa capacidad de hermosura. Creo que la revista dejó, en este sentido, buena huella”; y ahora hay en la carrera de Galeano, nunca antes mejor dicho, tiempo para el tiempo.

DIAS DISTINTOS

Calendario perpetuo, almanaque literario, agenda existencialista, rutina espiritual, Los hijos de los días está compuesto de 366 historias breves, una para cada día del año. Las temáticas de esas historias trascienden, por supuesto, los límites territoriales de América latina, la gran obsesión de Galeano, y también saltan los muros del tiempo: historias que van desde la Antigüedad de un Aristóteles políticamente incorrecto asegurando que “la mujer es un hombre incompleto” hasta el inicio de la tumultuosa década en que una banda desconocida –dos guitarras, un bajo, una batería–grababan en Londres su primer disco. Después regresaron a Liverpool y se sentaron a esperar. Contaban las horas, contaban los días. Hasta que no les quedaron uñas por comer, hasta que llegó la franca respuesta de la discográfica diciendo: “No nos gustó su sonido, las bandas de guitarra están desapareciendo”. Galeano culmina el texto con un rotundo y esclarecedor: “Los Beatles no se suicidaron”.

Sin embargo, a pesar de que resulta temporalmente ubicuo, es un libro anclado en el 2012, al menos ése es el presente de referencia de esta verdadera máquina del tiempo. De hecho, dentro de esos 366 días, está incluido el 29 de febrero: “el día de hoy tiene la costumbre de fugarse del almanaque, pero regresa cada cuatro años”. Otro día especial es, por supuesto, el 1º de enero, aun cuando para muchas culturas como los mayas, los judíos, los chinos y los árabes, no sea en rigor el primero del año. No obstante, ese rito de pasaje que constituye cada celebración de año nuevo, esa solidaridad acelerada, algo artificial y fugaz que acarrean cada uno de esos días festivos, también forma parte del ritual del tiempo, también es parte de este libro.

“Todos los días tienen alguna historia que contar, que vale la pena escuchar. Yo creo, como los mayas, que somos hijos de los días, y por lo tanto estamos hechos de átomos pero también de historias. Me costó elegirlas. Tuve que sacrificar muchas para que quedaran las poquitas que quedaron. Es tan vasto el mapa del tiempo, es tan enorme el mapa del mundo. Y todos tenemos algo que contar, algo que vale la pena ser escuchado y celebrado o perdonado. Y dicho sea de paso, creo que mis hermanos de la teología de la liberación se equivocan cuando dicen que son, o quieren ser, la voz de quienes no tienen voz. Todos tenemos voz, todos, todos, pero ocurre que son muy pocos los que pueden ser escuchados”, responde Galeano, desde Montevideo. Y una de las sensaciones más fuertes que despierta este libro es precisamente ese vértigo temporal, como si estuviéramos haciendo equilibrio en la soga de la historia, viendo el pasado convertirse en historia y la historia proyectarse de manera irreversible hacia el futuro, sobre todo por un eficaz recurso que emplea a lo largo de todo el libro y consiste, básicamente, en la repetición de frases como: “en el día de hoy del año 2002”, “en este día de enero de 1808”, “esta noche en 1770”, “hoy es el día de la mujer”. Es decir, enunciados que problematizan y desmienten la escena de lectura, enunciados que distorsionan la percepción del tiempo. Como si Galeano hubiera encontrado el 3D literario, como si hubiera descubierto la fórmula secreta para vencer la linealidad de la escritura y poder dar cuenta, así, de la simultaneidad del tiempo, de esos lockers limitados pero infinitos que se van vaciando y llenando cada amanecer. De ahí, la posibilidad de encontrar extraños parentescos entre mismos días de diferentes años, un extraño ejercicio que se suele realizar en la actualidad sobre todo cuando intentamos recordar cómo fuimos celebrando los cumpleaños. Un libro, en definitiva, que da cuenta del inabarcable mapa del tiempo a partir de un ahora eterno, interminable presente hecho de literatura. Uno de los efectos que genera esta sensación es, de hecho, tener que vérselas con las simetrías y las recurrencias de la historia. Por ejemplo, la imbricada y riquísima relación que existió y existe, en Estados Unidos, entre la Paz y la Guerra. Veamos: en 1917, el por ese entonces presidente Woodrow Wilson anunció que su país entraba en lo que sería la Primera Guerra Mundial. Cuatro meses y medio antes había sido reelegido por ser el candidato de la Paz. Es decir, la opinión pública recibió con el mismo entusiasmo sus discursos pacifistas y su declaración de guerra. Noventa y dos años después, en 2009, precisamente el día de la Declaración de los Derechos Humanos, Barack Obama recibía el Premio Nobel de la Paz y en su discurso de agradecimiento no tuvo mejor idea que rendir homenaje a la guerra justa y necesaria contra el mal. Las mismas extrañas similitudes que unen dos de las grandes catástrofes nucleares hasta el momento: la de Chernobyl, Ucrania, en 1986, para la cual el gobierno soviético dictó orden de silencio, incluso cuando la lluvia radioactiva invadía buena parte de Europa, y la del año pasado en Fukushima, exactamente un cuarto de siglo después, ahora con un gobierno japonés decidido a negar, hasta las últimas consecuencias, versiones que ni siquiera eran tan alarmistas. Galeano recuerda, al respecto, el consejo de un viejo periodista inglés llamado Claude Cockburn: “No creas nada hasta que sea oficialmente desmentido”. También hay recurrencias que no sólo son temporales sino también espaciales, como demuestran varias de estas historias al hacer referencia a deudas económicas que, son en realidad, deudas políticas y, por lo tanto, deudas ilegítimas. En la entrada correspondiente al 27 de febrero, llamada “También los bancos son mortales” dice Galeano: “En 1995 el Banco Barings, el más antiguo de Inglaterra, cayó en bancarrota, este banco había sido el brazo financiero del imperio británico. La independencia y la deuda externa nacieron juntas en América latina. Todos nacimos debiendo”. Menos de dos meses después, el día 9 de abril encontramos: “En el año 2011, por segunda vez la población de Islandia dijo no a las órdenes del Fondo Monetario Internacional. El Fondo y la Unión Europea habían resuelto que los trescientos veinte mil habitantes de Islandia debían hacerse cargo de la bancarrota de los banqueros, y pagar sus deudas internacionales a doce mil euros por cabeza. Esta socialización al revés fue rechazada en dos plebiscitos. –Esa deuda no es nuestra deuda. ¿Por qué vamos a pagarla nosotros? En un mundo enloquecido por la crisis financiera, la pequeña isla perdida en las aguas del norte nos dio, a todos, una saludable lección de sentido común”.

A ver: ¿lo que entendemos por realidad es el producto de una edición realizada en alguna isla inaccesible? ¿Hay una evolución en la historia? ¿La mochila de los días carga inexorablemente trastos del pasado o es posible descargar y empezar de cero?

“No creo que la historia se repita, ni creo que ella quiera repetirse. Los que nos repetimos somos nosotros. Bien lo decía Bertrand Russell: ‘No entiendo por qué volvemos a repetir los viejos errores, habiendo tantos errores nuevos para cometer’.

Las historias aparecieron, llegaron, siempre imprevistas, siempre bienvenidas, y generosamente se ofrecieron. El calendario no tenía sitio para todas, pero muchas fueron encontrando su lugarcito. Así el libro confirmó su nombre: si somos hijos de los días, cada día tendrá al menos una historia que merece ser contada. La que más me impresionó fue la que me contó, en Córdoba, Marta Platía: la historia de un muchacho que la dictadura argentina mandó al muere y murió sin haber hecho nunca el amor. La escribí en siete líneas, pero fue fuerte la tentación de palabrearla.”

Los hijos de los días. Eduardo Galeano Siglo XXI 430 páginas

LOS SONIDOS DEL SILENCIO

“Palabrearla”, marca registrada de Galeano que, exista o no, es un vocablo de su propia cosecha que, acaso, trae alguna reminiscencia de las palabras que acostumbra innovar Gelman en su poesía. Entiéndase palabrear como adornar o rellenar en vano sin cambiar la esencia, sin tocar el hueso o la médula de las cosas. Exactamente lo contrario a lo que hace Galeano con su literatura, lo opuesto a lo que significa su búsqueda. Una de las marcas que viene grabando a fuego el estilo Galeano, escritor que en lugar de párrafos parece escribir ráfagas, alguien que en lugar de frases parece escribir fraseos, es una especie de ronda silbante en torno al silencio. Y no es casual que Galeano incorpore también ese modelo al hablar de los diversos héroes de este libro, célebres algunos, anónimos otros. La narración del 17 de marzo, por ejemplo, se llama “Ellos supieron escuchar” y habla de Karl y Gudrun Lenkersdorf, dos ilustres profesores alemanes que cierto día arribaron a México, y que al tomar contacto con una comunidad tojolabal perteneciente al mundo maya se presentaron diciendo: “Venimos a aprender”. Los indígenas callaron. Al rato, alguno intentó explicar el silencio, y ellos respondieron: “Es la primera vez que alguien nos dice eso”.

“Callando digo” es el nombre de la historia correspondiente al 29 de enero: “Hoy nació Anton Chéjov, en 1860. Escribió como diciendo nada. Y dijo todo”.

Pero el silencio de Galeano es un silencio claramente social, un silencio que no es necesariamente minimalista y mucho menos el silencio solitario de la torre de marfil. Su silencio concentra y comunica a las personas, tal como sucedió días atrás en el histórico teatro Solís de su Montevideo natal, tal como sucederá muy pronto cuando llegue a nuestro país como invitado de lujo, luego de mucho tiempo, a la Feria del Libro de Buenos Aires:

“Me gusta leer en público, y eso es lo que haré con este nuevo libro en la feria de Buenos Aires. Cada vez que lo hago, siento que las palabras se multiplican, de alguna mágica manera, y aunque nacen del lenguaje escrito se convierten en lenguaje hablado, que tiene mucho de música. Suena como música, y quiere serlo”.

Lo notable es que el estilo Galeano, tan primo hermano del silencio, alcanza y procede también de su propia experiencia: una reunión con Juan Domingo Perón, quien había pedido conocerlo, durante su etapa de exilio en Puerta de Hierro, un encuentro que desembocó en una frase histórica. “Hacía tiempo que Perón no daba señales de vida y cuando pude conocerlo le pregunté por qué tanta ausencia. Entonces él me dijo: ‘Dios tiene prestigio porque se muestra poco’. Años después, yo le conté eso en un mensaje al subcomandante Marcos, cuando me pareció que se estaba mostrando demasiado. El se enojó, pero por suerte el enojo le duró poco. El riesgo de mostrarse demasiado está en que uno termina hablando sin decir”, explica sin aclarar demasiado, sin gastar palabras de más. Y esa misma anécdota aparece ligada, silencio mediante, a su relación con uno de los narradores más notables del siglo XX, su compatriota, el juntacadáveres: “Onetti era un falso puercoespín. Conmigo, siempre fue cariñoso, quizá porque yo, que era muy chiquilín, era capaz de compartir con él jornadas de largos silencios, él acostado, yo sentado, mucha fumadera y mucha bebedera de vinos de cirrosis instantánea. Y entre silencio y silencio me decía frases que atribuía a los persas o a los chinos o a los escandinavos, y era pura mentira, lo hacía por dar prestigio histórico a las frases que inventaba. Una de esas frases, que no era china, era de él, me quedó grabada para siempre. Cada día la recuerdo, ante cada frase que escribo: ‘Las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio’. En estos tiempos de inflación palabraria, que tanto daño nos hace, sería bueno recordar esa frase del falso chino a quien tanto sigo queriendo”.

Algunos de los collage de Galeano incluidos en el libro.

EDUARDO PARAMO

Juan Carlos Onetti es una de las grandes y muchas ausencias que, acaso, sufre Eduardo Galeano. Claro, como sucede en casi todos los ámbitos, en los últimos años hubo varias pérdidas de nombres rutilantes que supieron formar parte de su círculo como Mario Benedetti o Aníbal Ford, con quien fundó la revista Crisis.

Pero, se sabe, hay muchas formas de la muerte, y tal vez una de las peores tenga que ver con la muerte que habla desde acá, desde un infierno en vida, como aquella siniestra entrevista que le hicieron en la revista española Cambio 16, al genocida Jorge Rafael Videla: “¿Entrevista? Eso fue una confesión. Un involuntario autorretrato, que vale para él y para todos sus colegas. Ni la pintura negra de Goya lo hubiera pintado mejor” corrige Galeano y es el mismo Galeano que pudo combatir la enfermedad del cáncer, volver para contarla, y eso sin lugar a dudas le generó un lugar especial en la vida, frente a muchos otros compañeros y colegas que cambiaron de lugar de residencia: “El cáncer es el cáncer, y qué le vas a hacer. No nació ayer, ni morirá mañana. Somos millones los que hemos peleado contra ese dragón de la maldad y hemos ganado, gracias a las conquistas científicas y sobre todo gracias a las ganas de vivir, que te dan una fuerza científicamente inexplicable”.

Ganas de vivir como una manera de combatir la muerte, pero a su vez la muerte de los seres queridos como parte de la vida. En la entrada correspondiente al 2 de noviembre, puede encontrarse la historia del día de los difuntos que, por supuesto, hace referencia a la emblemática celebración que se lleva a cabo en México. Dice Galeano: “Los vivos invitan a los muertos en la noche de hoy de cada año, y los muertos comen y beben y bailan y se ponen al día con los chismes y las novedades del vecindario”.

Pero, acaso, la parte más interesante de este texto comienza cuando Galeano se refiere a lo que sucede, con respecto al tema de la muerte, en Haití: “Una antigua tradición prohíbe en ese país llevar el ataúd en línea recta al cementerio. El cortejo lo conduce en zig-zag y dando muchas vueltas, por aquí, por allá, y otra vez por aquí, para despistar al difunto y que ya no pueda encontrar el camino de regreso a casa. En Haití, como en todas partes, los muertos son muchísimos más que los vivos. La minoría viviente se defiende como puede”. Es notable que así como la historia muchas veces puede ser mucho más extensa que el futuro, el mundo se va poblando de fantasmas, de seres que ya no están. Perdón por el morbo, Galeano, pero ¿cómo se hace para convivir con tanta ausencia? “Hay muertos de verdad y muertos que simulan estar muertos. Como en la más famosa obra de Juan Rulfo, ellos andan por ahí, metidos entre nosotros”.

LOS TRABAJOS Y LOS DIAS

Los hijos de los días parece compendiar, como un Aleph, todos los temas que trabajó y desarrolló el escritor a lo largo de su obra, incluida una faceta no literaria. Es que este libro, el número dieciséis de su carrera, incluye sus propias ilustraciones, algo que hacía tiempo que no sucedía. Y es paradigmático porque esos mismos dibujos marcaron el comienzo de su vida periodística y artística, cuando siendo muy chico logró ubicar una caricatura política. En la entrada correspondiente al 31 de octubre, cuando Galeano hace referencia al nacimiento de la reforma protestante en 1517 por obra de Martin Lutero, define un invento que permitió, entre otras cosas, parodiar los excesos del cristianismo también con dibujos: “El Papa aparecía como un monstruoso becerro de oro, o un burro con tetas de mujer y rabo de Diablo, o era un gordo muy enjoyado que caía de cabeza a las llamas del infierno”. En Los hijos de los días, Galeano llama a estos artistas, entre los cuales figuran Lucas Cranach y Hans Holbein, los abuelos de las caricaturas políticas, justo aquel tipo de arte que mezcla lo artístico con lo periodístico que marcó nada menos que el comienzo de su carrera:

“Yo tenía catorce años, los pantalones largos recién estrenados, cuando don Emilio Frugoni tuvo la gentileza de publicarme una caricatura política en el semanario socialista El Sol. En aquel tiempo yo quería ser dibujante, o pintor, o algo así, cuando ya era evidente que no tenía destino en el fútbol, donde era un patadura, ni en la religión, donde ya mostraba una clara tendencia al pecado. Después empecé a escribir, y en eso ando todavía. Ante la hoja en blanco, siento el mismo pánico de la primera vez, pero sigo insistiendo. De mis andanzas dibujiles me quedó el gusto de ilustrar algunos de mis libros con pegotes que hago para divertirme. Como tengo conciencia de mis limitaciones, en otros libros he pedido auxilio a Guadalupe Posada, José Borges y otros artistas de verdad”.

Dentro de esa extensa carrera, Galeano sabe identificar el libro que más orgullo le depara después de tantos años en el ruedo: “No sé si orgulloso es la palabra adecuada, pero quizás podría decirte que estoy contento de haber podido enfrentar el desafío de Memoria del fuego. Tres tomos, mil páginas, y en ese enorme mosaico, hecho de baldositas, toda la historia de las Américas de norte a sur. Había que estar muy loco para emprender semejante aventura. Muy loco, o muy exiliado. O ambas cosas a la vez, como ocurrió en mi caso”, explica orgulloso Galeano, aunque no quiere o no puede identificar lo contrario, es decir, el libro del que no está tan contento: “Nunca releo mis libros. Me conozco y sé que me atormentaría descubrir que cada frase pudo ser otra, y bastante mejor. Es mi maldición. Soy perfeccionista, nací bajo el signo de Virgo. Sé que no tengo remedio”.

En “La fama es puro cuento”, la historia del día 23 de abril, Galeano da cuenta de los grandes equívocos que le fueron asignados a los más grandes escritores: “Platón nunca escribió su famosa frase: Sólo los muertos han visto cómo termina la guerra”; “Don Quijote de la Mancha nunca dijo: Ladran, Sancho, señal que cabalgamos”; “Sherlock Holmes jamás dijo: Elemental, Watson”; “ni Jorge Luis Borges fue el autor de su más difundido poema: Si pudiera vivir nuevamente mi vida/ trataría de cometer más errores”. Es interesante la paradoja de la que da cuenta Galeano en esta entrada porque da un lugar central al lector, el lector como escritor de sus propios escritores. En ese sentido, nace una pregunta: ¿cuánto de lo que le hicimos decir a Galeano lo dijo, efectivamente, el autor de Los hijos de los días? “Mis textos más aplaudidos no son míos. Circulan con mi firma por Internet, pero yo no los escribí. No quiero entrar en detalles, pero uno de ellos es un artículo que se llama “Por qué no tengo DVD”, lo cual además de todo es falso porque yo sí tengo. Cada vez que me paran en la calle para felicitarme por todo eso que no hice, deshojo alguna margarita: ‘Mato, no me mato, me mato, no’….”, confiesa.

LA POETICA DE LOS DIAS

Así como algunos grandes pintores y directores de cine gustan de incluirse de manera marginal en algunas de sus obras, es muy frecuente que los escritores guarden un recoveco de su obra para postular su poética, su visión del mundo, su guía de instrucciones acerca de cómo ser leídos. Lo notable es que, muchas veces, esa poética no coincide con su obra maestra, incluso puede estar contenida en un libro considerado unánimemente menor. Además de ser el libro más hermoso de Galeano, Los hijos de los días es tal vez el que mejor determine el mensaje que el escritor quiere difundir acerca de sí mismo: una poética muy clara, concisa y contundente acerca de un tema muy cercano a él, la relación entre el compromiso social y la calidad literaria. De hecho, desde el año 2010, existe un premio a su cargo que lleva el nombre de Memoria del Fuego. El mismo es el encargado de elegir y premiar a aquel artista que aúne valores artísticos, compromiso social y derechos humanos. El primer ganador no fue otro que Joan Manuel Serrat. Pero ¿qué relación existe entre el arte y el compromiso? ¿qué sucede cuando, como en el caso del poeta francés Paul Válery, la calidad literaria parece totalmente despojada de todo bienintencionado gesto social?

“El compromiso social no tiene nada que ver con las buenas intenciones. Toda obra de arte, toda literatura que nos ayude a ver y a vernos tiene proyección social y está comprometida aunque no lo sepa. Se puede hablar en prosa sin saberlo, como el personaje de Molière, y muchas veces ocurre que la literatura nacida del compromiso político, que quiere dirigirse a los oprimidos del mundo, no hace más que conversar con el espejo. Franz Kafka fue el escritor que más profundamente retrató la tragedia del siglo XX, y él se hubiera reído si alguien le hubiera hablado del compromiso político. En el fondo, yo creo que ese compromiso, cuando es verdadero, no es más que un homenaje al mundito que quiere nacer desde la barriga del mundo que padecemos.”

EL AMOR DESPUES DEL AMOR

Usted se casó varias veces. ¿Existe una evolución en la búsqueda del otro? Es decir, ¿el amor va madurando con el paso de los años o no necesariamente?

–Una vez un periodista ingenioso le preguntó a Mario Benedetti qué opinaba del diptongo. Y él dijo: “No respondo preguntas sobre mi vida privada”. Yo tampoco.

Página/12 :: radar

18/03/2012

Eduardo Galeano: Los hijos de los días

Filed under: Cultura,Eduardo Galeano,Os filhos dos dias — Gilmar Crestani @ 8:51 am

Imagen: Olga Rivero

LECTURAS › ADELANTO EXCLUSIVO DEL ULTIMO LIBRO DE EDUARDO GALEANO

Los hijos de los días

Así se llama el nuevo libro de Eduardo Galeano. Tiene forma de calendario. De cada día nace una historia. Ya los hijos de los días se están echando a caminar en librerías. Aquí se ofrecen algunos.

MARZO 30
Día del servicio doméstico

MARZO 22
Día del agua

ABRIL 28
Día de la seguridad en el trabajo

AGOSTO 30
Día de los desaparecidos

SETIEMBRE 11
Día contra el terrorismo

Coco Cano

SETIEMBRE 22
Día sin autos

SETIEMBRE 28
Día del derecho a la información

OCTUBRE 12
Día del Descubrimiento

NOVIEMBRE 22
Día de la música

DICIEMBRE 18
Día del emigrante

Página/12 :: Lecturas :: Los hijos de los días

17/01/2012

Obediência por penitência; não por destino!

Filed under: Eduardo Galeano — Gilmar Crestani @ 9:26 am

EduardoGaleano

La Habana. La obediencia impuesta por los poderosos puede ser penitencia para AL, pero no es, ni puede ser, nuestro destino, sostuvo el escritor uruguayo Eduardo Galeano al inaugurar la edición 53 del premio Casa de las Américas. Xinhua

Obediencia de AL a poderosos puede ser penitencia, pero no destino: Galeano

El escritor uruguayo inauguró la edición 53 del premio Casa de las Américas, en La Habana.

AFP
Publicado: 16/01/2012 18:12

La Habana. El escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano afirmó este lunes en La Habana que la "obediencia" a los poderosos puede ser "la penitencia" de América Latina, pero no su "destino", al instalar el jurado del 53 premio Casa de las Américas.
"Gracias, pues, mil gracias, por ese alimento de vitamina D, ‘D’ de dignidad, que tanto nos ayuda a creer que el deber de obediencia, impuesto por los poderosos del mundo es, puede ser, nuestra penitencia pero no es, ni puede ser, nuestro destino", dijo.
Galeano reafirmó su amistad por la Casa de las Américas, fundada en abril de 1959 por la naciente revolución de Fidel Castro y por Cuba, pero en el sentido de que "el verdadero amigo es el que critica de frente y elogia por la espalda", frase que atribuyó al nicaragüense Carlos Fonseca, fundador del Frente Sandinista.
El autor de "Las venas abiertas de América Latina", de conocidas posiciones izquierdistas, fue uno de los intelectuales que criticó a las autoridades cubanas en 2003 por el fusilamiento, tras un juicio sumario, de tres secuestradores armados de un barco para huir de la isla, y el encarcelamiento de 75 disidentes.
"Cuba duele", dijo entonces Galeano en un artículo publicado en el diario mexicano La Jornada, lo que provocó su distanciamiento con La Habana y una ausencia de varios años de la Casa de las Américas.
Los premios literarios Casa de las Américas, uno de los más antiguos y prestigiosos de la región, serán otorgados este año en teatro (compiten 133 obras, cifra récord), ensayo extraordinario (seis), literatura brasileña (34), literatura caribeña en francés o creole (12) y literatura para niños (171).
También en los géneros de Estudios sobre latinos en Estados Unidos, donde se presentaron una decena de obras.
Los ganadores serán dados a conocer el 26 de enero.

La Jornada en Internet: Obediencia de AL a poderosos puede ser penitencia, pero no destino: Galeano

15/01/2012

Eduardo Galeano en Cuba

Filed under: Eduardo Galeano — Gilmar Crestani @ 10:26 am

 

Galeano en Cuba; conflicto ricos-pobres, percibido como mayor fuente de tensión en EU

Última modificación 14/01/2012 21:43

por Tania Molina

13 de enero. La neutralidad es imposible en un mundo que se divide entre indignos e indignados, dijo Eduardo Galeano, en La Habana. Más estadunidenses opinan que la mayor fuente de tensión en la sociedad de ese país es el conflicto entre ricos y pobres, reveló una encuesta. La American Dialect Society eligió “occupy” como palabra del año 2011. El 15 de enero, el movimiento Ocupa Wall Street convoca a vigilia mundial para festejar aniversario del natalicio de Martin Luther King. Ese día, en Guadalajara, la Asamblea Popular Jalisco realizará una marcha. El programa 5 de Amanece Que No Es Poco, del movimiento 15-M, fue subido al Internet.

Publicado el: 13 de enero de 2012

Galeano en Cuba; conflicto ricos-pobres, percibido como mayor fuente de tensión en EU

Cartel en el sitio http://occuprint.org, dedicado a posters del movimiento Ocupa. Creado por Camila Schindler de Souza, de Brasil.

De la redacción

13 de enero. La neutralidad es imposible en un mundo que se divide entre indignos e indignados, dijo el escritor Eduardo Galeano, de visita en La Habana. “Nadie puede ser neutral porque esta crisis que vive el planeta entero condena a mucha gente a aceptar lo inaceptable: la falta de trabajo, de comida y de perspectivas de vida, y la indignación tiene tal capacidad de contagio que nada la puede parar”, opinó.
Más estadunidenses opinan que la mayor fuente de tensión en la sociedad de ese país es el conflicto entre ricos y pobres, reveló una reciente encuesta del centro de investigación Pew. Dos tercios de los encuestados dijo que hay conflictos “fuertes” o “muy fuertes” entre los ricos y los pobres, 19 por ciento más que en 2009. Como fuente de tensión social, el conflicto de clase rebasó al conflicto entre inmigrantes y nativos, y entre “negros” y “blancos”. El centro cree que el movimiento Ocupa puede haber influido en este cambio de percepción.
La American Dialect Society, una asociación de lingüistas, eligió a “occupy” como palabra del año 2011.
Los integrantes del movimiento Ocupa Washington enfrentan un posible desalojo de su campamento.
El 15 de enero, el movimiento Ocupa Wall Street convoca a una vigilia mundial para festejar el aniversario del natalicio de Martin Luther King. 
Ese día, en México, en Guadalajara, la Asamblea Popular Jalisco realizará una marcha y una acampada.
En Israel, el movimiento de los indignados logró que se aprobara la educación infantil gratuita.
El programa 5 de Amanece Que No Es Poco, del movimiento 15-M, fue subido al Internet. Es realizado por AudioviSol (comisión audiovisual de Acampadasol) y TeleK y en esta emisión hablan acerca de la crisis financiera y ofrecen imágenes de manifestaciones recientes y de lo que ha estado sucediendo en Egipto. 
La banda de metal Ministry sacó un sencillo llamado 99%, dedicado al movimiento Ocupa. La canción es parte del nuevo disco Relapse, que saldrá en marzo próximo.
El reconocido chef estadunidense Mark Bittman escribió un artículo titulado “Más allá de las elecciones, el poder de la gente”. Bittman, autor de algunos de los libros de cocina más populares en Estados Unidos y que ha escrito sobre la conexión entre la alimentación, la salud y el medio ambiente, escribe que hay una guerra de clases en ese país y que “el lado equivocado va ganando”. Denuncia: “Hay una oligarquía en este país, una que usa la fuerza financiera para obtener poder político, una que lucha y bullies por su ‘derecho’ a hacer dinero sin importar las consecuencias al planeta o lo que sea que esté sobre él”.
“Sólo si hay acción colectiva llevada a cabo por grandes números de ciudadanos, los políticos -hasta aquellos con principios- tendrán el apoyo que necesitan para resistir el poder de los cabilderos empresariales”.
“Sólo a través de unir a gente que está dispuesta a luchar por una causa podemos cambiar las cosas. (¿Debo mencionar Egipto, Túnez y las revoluciones estadunidense y francesa?)”

Galeano en Cuba; conflicto ricos-pobres, percibido como mayor fuente de tensión en EU — Indignados

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