Ficha Corrida

25/07/2012

Juan Árias, deprimido com a prisão de Cachoeira, só fala de animais

Filed under: Juan Árias — Gilmar Crestani @ 8:58 am

 

¿Y el perro con quién se queda, señor juez?

Por: Juan Arias| 24 de julio de 2012

El Congreso de Brasil va a regularizar la situación de los animales domésticos de las parejas que se separan. Podría parecer a algunos algo disparatado, teniendo en cuenta los graves problemas sobre los que necesitan legislar los señores diputados y senadores.

Y sin embargo, a mi me parece un signo de civilización que entraña una importante novedad antropológica.

Pareja con su perro
Cuando un matrominio se separa, el juez necesita reglamentar no sólo la cuestión de los hijos, sino también la de los bienes. Hasta hace poco, esos bienes eran puramente materiales y no tenían en cuenta a los animales domésticos, que conviven con la pareja y que en la mayoría de los casos ambos se sienten ligados a ellos con lazos de profunda amistad y afecto.

Recuerdo que en Roma, una pareja de amigos míos que deseaba separarse y que vivían desde hacía tiempo como si ya nada les uniera, seguían juntos porque la mujer se negaba a que el perro, al que ambos amaban y que hasta sacaban cada mañana juntos a pasear al parque antes de ir a trabajar, se pudiera quedar con el marido.

Brasil, que es un calderón de enigmas y contradicciones, ha querido resolver un problema cada vez más agudo en las familias donde algunos animales hacen ya parte de dicho hogar, como lo hacen los hijos.

Lo más seguro es que en el caso de los animales domésticos, la nueva legislación, si aprobada, que lo será sin duda por el consenso que existe entre los congresistas, obligue a que la parte que sale de casa, sea el marido o la mujer, pueda como mínimo ir a visitar a sus viejos amigos perros y gatos y hasta llevárselos con él los fines de semana. Ni más ni menos que lo que hoy las parejas separadas acostumbran hacer con sus hijos.

Terapia (2)Los animales son usados como terapia para niños y jóvenes

He leído el proyecto de ley y es curioso que todo lo previsto para reglamentar la situación de los animales domésticos, está copiada de la ya usada con los hijos menores.
El juez podrá, en efecto, dar la tutela del animal a una de las partes o dividirla. Cada uno de los cónyuges separados podrá vigilar si la pate que se queda con los animales los sigue tratando bien. Sin mutuo consenso no podrá ser cruzado el animal ni usarlo para motivos comerciales.

Y la ley alega que los animales domésticos, en muchos casos, son considerados en familia como “otros tantos hijos” y que pueden llegar a tener un gran “valor terapéutico” tanto en relación a los hijos como a la pareja. De ahí su importancia.

La decisión de los legisladores brasileños, encierra pues algo importante: otorga a los animales domésticos la categoría de seres importantes para la persona humana en el campo del afecto, casi al igual que los propios hijos.
Ello supone, implícitamente, la idea de que también los animales tienen derechos, cosa que muchos se empeñan aún en negar.

La nueva legislación, en efecto, al obligar a que ambos de los excónyuges, tengan el derecho por ley de seguir visitando y disfrutando de sus amigos los animales, deja implícito que también dichos animales tienen el derecho de no sufrir con la pérdida del afecto de sus amos.

Ellos vencerán (Veja)Es el principio de lo que desde hace tiempo, tanto añoran todos los amantes de los animales: una carta de defensa de sus derechos, como un día se hizo con los derechos de la mujer que no existían o con los derechos de los niños que tampoco existían y que quedaban a merced del arbitrio de los varones en el caso de las mujeres, y de los padres en el caso de sus hijos, que carecían de derechos propios.

Ahora, ha llegado el momento de aceptar que también nuestros amigos los animales tiene derechos que debemos respetar.

Esa nueva legislación brasileña, que no sé en cuantos otros países existe, es una clara demostración de civilización y de aceptación implícita de que un animal que convive con nosotros, es algo superior a un mueble o a una nevera.

A ningún juez, en efecto, se le ocurriría ofrecer a los divorciados el derecho de ir a visitar por motivos sentimentales, a una mesa o a una nevera o a un cuadro de la casa de la que salió.

Que un perro o un gato o un loro, sean considerados, hasta por ley, superiores a cualquier objeto por apegados a él que podamos estar, es la mejor demostración de que los legisladores los consideran ya como algo superior a los que no se les pueden negar sus derechos.

Brasil da así un paso más hacia la modernidad y el respeto a los animales, después de haber ya considerado crimen, con pena de cárcel, a quién maltrate a un animal.

Yo defiendo a los animales

¿Y el perro con quién se queda, señor juez? >> Vientos de Brasil >> Blogs Internacional EL PAÍS

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